Es administrar una propiedad ajena...
Este principio es muy sencillo de comprender y muy difícil de aceptar en la vida práctica: NO SOMOS NUESTROS. NO NOS PERTENECEMOS. SOMOS DE DIOS, y todo cuánto somos y tenemos le pertenece a Él, ante quien un día daremos cuenta de lo que hayamos hecho con cuánto puso en nuestras manos.

Debemos aprender a ser fieles administradores del tiempo que tenemos; esto nos lleva a no ser mediocres al tiempo que le disecamos a Dios.

Cuando le damos nuestros mejores momentos; Él se encarga de que vivamos el resto de nuestro tiempo con calidad, y consciente de su presencia y su ayuda continua. El prometió que estaría con nosotros SIEMPRE.

Debemos aprender a administrar los recursos y talentos... Pues un día nos pedirá cuenta de lo que
hicimos en todo lo que emprendimos ...

Nuestra capacidades y habilidades nos vienen de Dios y debemos ponerlos a su disposición.

El Espíritu Santo nos debe dirigir en este aspecto a una vida de colaboración y buena disposición, algo muy ajeno al mundo que vivimos.


El darnos por otros como fieles administradores de su gracia traerá vida.


Esta es una de las grandes armas del amor fraternal y de la evangelización.
Tanto NUESTROS hermanos en la fe; como los que no conocen de Él, deben ver en nosotros a la persona siempre dispuesta a ayudar, a colaborar, a caminar la milla extra a fin de servirles de utilidad y para la gloria de Dios....

Seamos fieles administradores de su gracia y AMOR.