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Es un estudio basado en la Primera Carta de Pablo a la iglesia en Corinto. Muy útil para considerar nuestro crecimiento espritiual, pero también para evaluar la vida en la...
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Es un estudio basado en la Primera Carta de Pablo a la iglesia en Corinto. Muy útil para considerar nuestro crecimiento espritiual, pero también para evaluar la vida en la iglesia de Cristo
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Barómetro Espiritual (1ra Corintios)
Barómetro Espiritual (1ra Corintios)
2 NOV 2020 · 01 – Ahora, estando “en Cristo”...
1 Corintios 1:1-9
“Pablo, llamado a ser apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, y el hermano Sóstenes, a la iglesia de Dios que está en Corinto, a los santificados en Cristo Jesús, llamados a ser santos con todos los que en cualquier lugar invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo, Señor de ellos y nuestro: Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo. Gracias doy a mi Dios siempre por vosotros, por la gracia de Dios que os fue dada en Cristo Jesús; porque en todas las cosas fuisteis enriquecidos en él, en toda palabra y en toda ciencia; así como el testimonio acerca de Cristo ha sido confirmado en vosotros, de tal manera que nada os falta en ningún don, esperando la manifestación de nuestro Señor Jesucristo; el cual también os confirmará hasta el fin, para que seáis irreprensibles en el día de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo nuestro Señor.”
1.La iglesia que se encontraba en Corinto fue establecida por Pablo en su segundo viaje misionero, y aunque la iglesia no era un ejemplo de santidad, el apóstol la llama “iglesia de Dios” porque todos ellos habían sido establecidos como “santos” por la fe “en Cristo Jesús” (1 Co. 1:2), y por tanto, eran miembros del “cuerpo de Cristo”. (1 Co. 6:15; 12:12, 27)
2.Toda la carta en sí es un llamado al arrepentimiento, la santidad, y a una evaluación de su condición espiritual en general en la que se encontraba toda la iglesia.
3.Pablo, en estos pocos versículos menciones tres veces la posición “en Cristo” en la que se encuentra el creyente, ya que, aunque les iba a reprender por su mala conducta, inicia su carta recordándoles que la salvación era una “gracia” recibida por fe, “dada” por “Dios”, y que eso los ubicaba en una posición de estado y relación basados en la obra de Cristo, y no por obras propias del hombre. (1 Co. 1:4; Comp. Ef. 2:8-9)
4.En estos versículos les recuerda que deben vivir de acuerdo con el llamado de ser santos (v. 2). Que Dios los ha enriquecido con todos los dones necesarios para el desarrollo de la iglesia (v. 5-7), tema que aclarará más adelante (cap. 12-14). Y que Dios los guardará hasta el final para la venida del Señor (v. 8), basada esta esperanza en la fidelidad de Dios, quien nos salvó para estar en una relación eterna con “su Hijo Jesucristo nuestro Señor” (v. 9). Pero esa relación debe basarse en una comunión constante, desde ahora, y por la eternidad.
Para las personas que hemos puesto nuestra fe en Cristo como nuestro Señor y Salvador, existe una nueva condición que nos ubica en una posición espiritual nueva. Esta posición no se basa en los méritos propios del creyente, sino en la obra de Aquel que murió por nosotros: Ser salvos por gracia por medio de la fe como regalo de Dios. (Ro. 6:23; Ef. 2:8-9)
Esta posición le otorga al creyente condiciones firmes y eternas de una relación con Dios. Somos declarados santos y justos por Cristo, por su obra, en un mérito otorgado por gracia. Y aunque en la vida práctica no podemos vivir perfectamente tal posición, ante Dios somos considerados tales por la obra de Cristo, y es esto lo que Pablo muchas veces nos recuerda que ahora estamos “en Cristo”, por lo tanto, debemos vivir de acuerdo con esta posición. (Ro. 6:3, 11, 23; Ef. 1:1; Col. 1:28)
Esta posición “en Cristo” nos pone en una responsabilidad de vivirla diariamente, y esta carta es un llamado a esa vida santa, por eso las correcciones de Pablo fueron enérgicas a las personas de la iglesia en Corinto.
«Todo creyente, por la fe en Jesús, vive en una nueva posición basada en méritos de Él, no del creyente. Por tanto, debemos honrar esa posición viviendo en santidad» –Ministerio UMCD–
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3 NOV 2020 · 02 – Más que división, es ruptura
1 Corintios 1:10-17
“Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer. Porque he sido informado acerca de vosotros, hermanos míos, por los de Cloé, que hay entre vosotros contiendas. Quiero decir, que cada uno de vosotros dice: Yo soy de Pablo; y yo de Apolos; y yo de Cefas; y yo de Cristo. ¿Acaso está dividido Cristo? ¿Fue crucificado Pablo por vosotros? ¿O fuisteis bautizados en el nombre de Pablo? Doy gracias a Dios de que a ninguno de vosotros he bautizado, sino a Crispo y a Gayo, para que ninguno diga que fuisteis bautizados en mi nombre. También bauticé a la familia de Estéfanas; de los demás, no sé si he bautizado a algún otro. Pues no me envió Cristo a bautizar, sino a predicar el evangelio; no con sabiduría de palabras, para que no se haga vana la cruz de Cristo.”
1.Pablo inicia su exhortación buscando la unidad en el nombre del “Señor Jesucristo”, la mejor manera de buscar la reconciliación, basando la unión en torno a Quién todos nosotros debemos relacionarnos en amor.
2.La palabra “división” podría también traducirse como rotura (1 Co. 1:10; Comp. Mt. 9:16). Los problemas que estaban generándose en la iglesia no estaban separándolos en dos o más grupos, al contrario, estaban rompiendo la unidad de un cuerpo, el de la iglesia en sí.
3.El problema era que se habían generado grupos en torno a quien seguían los creyentes con fervor malicioso, haciéndose partidarios de uno u otro siervo de Dios, y algunos inclusive estaban usando el nombre Cristo para defender esa división (1 Co. 1:12).
4.Pablo, para detener ese ánimo de división, les recuerda que todos deberían mirar a la obra de Cristo. Fue Él quien fue crucificado; es en el nombre de Él en quien fueron bautizados; y es en el nombre de Él que se predica en el evangelio.
Hoy en día muchas personas se levantan con mucho fervor a decir que siguen a uno u otro predicador. Señalan con pasión que aquel o tal hermano ha hecho mucho, por lo cual ellos se expresan como un seguidor ferviente de aquel siervo. Esto genera sectarismo o separación en la iglesia.
Aún dentro de una misma iglesia local, muchos pueden decir que prefieren a este o tal persona sobre los demás líderes. Cuando un nuevo pastor llega, muchos se van y otros vienen porque ha habido un cambio dentro de la iglesia, y dependiendo a quien está ahora en el liderazgo los creyentes van o vienen.
Tenemos que recordar, como Pablo lo va a mencionar más adelante, que todos somos siervos del Señor, que de Él es la obra, y es a Él a quien debemos seguir.
Tales divisiones generan ruptura en la unidad que debe existir del cuerpo de Cristo. La falta de una perspectiva correcta de propiedad nos hace ver lo equivocados que estamos. Cristo es la Cabeza de la Iglesia, y todos fuimos comprados por su sangre; es a Él a quien pertenecemos, y no a hombre o líder.
Todos, desde el líder, como lo hizo Pablo, y cada uno de los miembros de la iglesia debemos apuntar y seguir a uno solo, y a Él, como Señor de todo.
«En la iglesia, decir que sigo a una persona en particular es menospreciar al Señor de la iglesia, quien fue crucificado por todos nosotros» –Ministerio UMCD–
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4 NOV 2020 · 03 – Salvos por la “locura”
1 Corintios 1:18-25
“Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios. Pues está escrito: Destruiré la sabiduría de los sabios, Y desecharé el entendimiento de los entendidos. ¿Dónde está el sabio? ¿Dónde está el escriba? ¿Dónde está el disputador de este siglo? ¿No ha enloquecido Dios la sabiduría del mundo? Pues ya que en la sabiduría de Dios, el mundo no conoció a Dios mediante la sabiduría, agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación. Porque los judíos piden señales, y los griegos buscan sabiduría; pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, para los judíos ciertamente tropezadero, y para los gentiles locura; mas para los llamados, así judíos como griegos, Cristo poder de Dios, y sabiduría de Dios. Porque lo insensato de Dios es más sabio que los hombres, y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres.”
1.Debemos considerar que, para el tiempo en el cuál fue escrito este pasaje, la muerte en la cruz era un acto de vergüenza y deshonra, puesto que los que morían en ella eran considerados malhechores. El Imperio Romano usaba este método como el peor castigo contra aquellos que incumplían las normas.
2.La iglesia en Corinto, al ser una iglesia primariamente griega, tenían como cultura la filosofía o razonamiento. Lógicamente para ellos la muerte de un Inocente en una cruz no encajaba como un medio coherente de salvación.
3.Mientras tanto, para los judíos que habitaban en esa ciudad (Hch. 18:4), la necesidad de señales era requerida para confiar en la autoridad del mensajero, misma actitud que tuvieron años atrás sus compatriotas frente al Señor. (Mt. 16:4)
4.En su limitado conocimiento y capacidad, el hombre nunca hubiera podido imaginar un plan perfecto para la salvación, y más, porque su razonamiento está afectado por el pecado (Ro. 1:21, 22). Por esta razón Dios decidió salvar al hombre mediante lo impensable y absurdo, un mensaje de esperanza basado en la obra de la cruz.
5.Este mensaje creó controversia, y lo sigue generando hasta hoy.
En su razonamiento el hombre trata de dar respuestas a un sinfín de cosas, y mirando todo pensamiento posible trata de sacar conclusiones a muchas cosas de la vida. Una de ellas, su misma existencia, origen y fin.
Por ejemplo, en la mente de muchos la existencia de un Dios no cabe. Para otros la posibilidad de salvación gratuita no es correcto porque el hombre debe hacer méritos. Y otros más piensan que un Dios santo no se dignaría mirar al hombre en pecado. Todos estos razonamientos bloquean la posibilidad de utilizar la fe sobre el plan de Dios.
Pero esta “locura” tiene el mensaje de justicia que otorga el Justo Dios. Es producto de Su inmenso amor. Vino con la sencillez de un humilde Siervo que se entregó en obediencia. Tiene el propósito de otorgar perdón y vida eterna. Y, sobre todo, no requiere más que la simple confianza de aquel que lo quiere recibir.
La salvación podrá ser una “locura” para la necedad de la mente del hombre natural, pero como bien lo aclara Pablo, para el creyente “Cristo poder de Dios, y sabiduría de Dios”. (1 Co. 1:24)
«En el evangelio, la fe en la afirmación de que la obra de Cristo en la cruz puede salvar, tiene el poder de regenerar y dar vida eterna a todo hombre» –Ministerio UMCD–
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5 NOV 2020 · 04 – Nuestra gloria está en Él
1 Corintios 1:26-31
“Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, a fin de que nadie se jacte en su presencia. Mas por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención; para que, como está escrito: El que se gloría, gloríese en el Señor.”
1.Pablo recuerda a la iglesia que nuestro estado o “vocación”, también traducido como “llamado”, difiere de la manera como el mundo hubiera seleccionado a las personas para formar parte del cuerpo de Cristo.
2.El mundo tiene un sistema de valoración muy diferente a lo que Dios tiene. Generalmente exaltamos el poder o el conocimiento dentro de las personas que sobresalen, con el fin de darles una posición o ubicación específica. Dios no valora a las personas de esta forma, Él “mira el corazón” (1 S. 16:1-13).
3.Eso no quiere decir que no podría salvar a personas que tengan algún reconocimiento “humano”, pues si ellas responden a Dios de corazón, todas ellas son parte de Sus hijos: “… que no sois muchos…”) (1 Co. 1:26)
4.El fin de este recordatorio es llevar a la consideración equilibrada del creyente, indicando que nuestra posición de “santos” (1 Co. 1:2) no está relacionada a algo que nosotros seamos, para no jactarnos ante Su presencia (1 Co. 1:29). Pero si debemos tener presente que nuestra gloria está “en el Señor”, por medio de Quien se ha manifestado la sabiduría, justicia, santificación y redención de Dios. En otras palabras, lo que somos es por gracia de Dios por medio de Cristo, y en eso nos podemos todos gloriar.
A causa del mal uso de la palabra gloria, se tiende a dar un tono negativo en cuanto al uso debido de un reconocimiento sano y santo que debemos tener los creyentes.
Dios, por medio de la salvación otorgada por la gracia de Él, nos ha ubicado en una posición superior, con relación a las demás personas, puesto que ahora somos declarados santos, siendo parte del cuerpo de Cristo, y que por ello tenemos capacidades espirituales sobrenaturales que nos han sido dadas para la edificación de la iglesia (“dones”). Esta salvación nos llevará en un futuro a una perfección cuando estemos ante Su presencia (1 Co. 1:2-8).
Todo esto es gracias a Dios, quien nos ha dado estas características, y muchas más, por medio de Cristo.
Nuestra posición “en Cristo” debe ayudarnos a valorizarnos tal cual Dios nos valora. Y si bien, nuestra posición no fue lograda por nosotros, si nos pone en un lugar de gran bendición, y en esto podemos gloriarnos santamente, con humildad piadosa, y por tanto vivir eternamente agradecidos.
«Gloriarse en el Señor es reconocer que somos lo que somos gracias a la obra de Dios por medio de Cristo» –Ministerio UMCD–
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6 NOV 2020 · 05 – El “Qué” y “En Quién” del Evangelismo
1 Corintios 2:1-5
“Así que, hermanos, cuando fui a vosotros para anunciaros el testimonio de Dios, no fui con excelencia de palabras o de sabiduría. Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado. Y estuve entre vosotros con debilidad, y mucho temor y temblor; y ni mi palabra ni mi predicación fue con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder, para que vuestra fe no esté fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios.”
1.En estos versículos iniciales de esta Carta, Pablo ha mencionado cinco veces a Cristo y a Su cruz específicamente (1 Co. 1:6, 17, 18, 23; 2:2), y todo el contexto hasta ahora ha sido el mensaje de la predicación del evangelio.
2.Pablo está poniendo bases fundamentales a lo que está por decir en los capítulos que vienen, porque su deseo es darles identidad a los creyentes en Corinto para poder desde esa base exhortarles en su mal comportamiento.
3.Lo que menciona en estos primeros versículos del capítulo dos es que la predicación hecha por Pablo en la primera visita no fue invento humano o mera palabrería con elocuencia, antes indica que lo predicado es el mensaje de la muerte de Cristo en la cruz, y que este mensaje fue entregado sencillamente con sus palabras, pero poderosamente porque fue motivado y utilizado por el poder de Dios por medio del Espíritu Santo (1 Co. 2:4).
Muchos de nosotros tenemos varios temores u obstáculos que nos impiden compartir el evangelio con seguridad y eficacia. Creemos que tenemos que ir a un taller especializado para aprender técnicas de evangelización. Otros pensamos que debemos conocer profundamente la Biblia para poder responder a inquietudes que podrían presentarse al salir a compartir. O creemos que tenemos que elaborar un mensaje amplio con muchas palabras para poder hablar a otros de Cristo, etc., etc., etc.
Todo eso, si bien es necesario, no serviría de nada sin dos sencillos elementos fundamentales que Pablo menciona en estos versículos:
1.Primero está el mensaje de la muerte, sepultura y resurrección de Cristo por amor al pecador para ofrecer perdón y vida eterna (el “QUÉ”), y
2.Segundo, necesitamos depender del poder de Dios por medio del Espíritu Santo en la vida del mensajero, en el mensaje de la Palabra de Dios, y en la vida del receptor del mensaje para que esto tenga efectividad (el “EN QUIÉN”).
La próxima vez que quisiéramos evangelizar a una persona, con este “Qué” y dependiendo del “En Quién” podremos hacer nuestra tarea con toda confianza.
Pablo les decía a las personas en Corinto: “Yo no quise hablar mucho para no llenarles de palabrerías, por eso solamente les hablé de la obra de Cristo en la cruz, y mientras lo decía, no confiaba en mí, sino en el poder de Dios para que ustedes lo entiendan y lo acepten” (Parafraseando).
¿La próxima vez que vaya a evangelizar, “qué” va a decir, y “en qué” va a depender para hacerlo con eficacia?
«El hacer evangelismo sin hablar de la obra de Cristo y sin la dependencia del Espíritu Santo no tiene poder alguno de transformación, y tampoco es evangelismo» –Ministerio UMCD–
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7 NOV 2020 · 06 – Nuestro entendimiento espiritual (I)
1 Corintios 2:6-10
“Sin embargo, hablamos sabiduría entre los que han alcanzado madurez; y sabiduría, no de este siglo, ni de los príncipes de este siglo, que perecen. Mas hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta, la cual Dios predestinó antes de los siglos para nuestra gloria, la que ninguno de los príncipes de este siglo conoció; porque si la hubieran conocido, nunca habrían crucificado al Señor de gloria. Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, Ni han subido en corazón de hombre, Son las que Dios ha preparado para los que le aman. Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios.”
1.Pablo nuevamente vuelve a mencionar a la sabiduría como fuente del conocimiento de Dios. Y nos recuerda que la sabiduría de este siglo y de sus príncipes es perecedera, vana, imperfecta. (1 Co. 2:6)
2.Haciendo un contraste con esa sabiduría del mundo, nos expresa un concepto que hasta la venida de Cristo no había sido revelada, que estaba “oculta”; misma que ha sido dada a conocer a partir de la muerte del Señor, y que nos es revelada a través del evangelio.
3.En todo el Antiguo Testamento se hablaba de la persona del Mesías, pero no se conocía exactamente el día de Su Primeva Venida, solo había señales proféticas; y ha sido por obra del Espíritu Santo que se dio a conocerlo. En el tiempo de los discípulos, ellos fueron iluminados personalmente por parte de Dios y del Espíritu (Mt. 16:17; Jn. 14:17). Pero desde Pentecostés, el Espíritu es el ente iluminador de Dios al hombre en pecado (Jn. 16:8-14).
4.El conocimiento de Jesús como el Hijo de Dios, y por tanto el Mesías, fue algo que Dios no lo revelaba por completo; pero ahora, en este tiempo, nosotros tenemos el privilegio que nadie tuvo antes del nacimiento del Señor Jesucristo.
5.Dios había preparado este conocimiento a nosotros, a quienes nos ha amado desde antes de la fundación del mundo, y que se ha placido en darnos a conocer al Señor, y por medio de ese conocimiento alcanzar salvación por la fe en la “sabiduría del evangelio”, la verdadera sabiduría dada de Dios. (1 Co. 2:9; Fil. 1:3-8)
6.Esta verdad es revelada a quienes realmente llegan a reconocerlo como Dios y Señor, quienes “le aman”. (1 Co. 2:9)
Dios, es su infinito amor y sabiduría, había velado en parte todos los detalles del Mesías, para poder cumplir con sus propósitos eternos. Como el mismo Pablo nos indica, ese conocimiento no fue dado a la mayoría de las personas que se encontraban en Jerusalén en el tiempo de Jesús, porque si lo hubieran obtenido, Cristo no hubiera sido crucificado por nuestros pecados (1 Co. 2:8). Y aunque ese conocimiento si lo obtuvieron unos pocos, fue después de Su venida lo que muchos ahora podemos conocerlo por medio de la iluminación de las Escrituras por parte del Espíritu Santo (1 Co. 2:10).
El privilegio que nos ha sido dado nos pone en una posición de gran bendición y responsabilidad. Bendición, porque ahora hemos sido salvos gracias a esta verdad del Mesías y Su obra redentora; pero responsabilidad, porque nos debe llevar a vivir dignamente y a compartir con otros esta bendición que nos fue dada.
Si pensamos en la verdad del versículo 9 de este pasaje, tenemos que vivir completamente agradecidos por ese inmenso amor de Dios, pues había sido oculto para los profetas, pero para nosotros, ahora la verdad del conocimiento del Señor Jesús nos ha sido otorgada, y con ello, podemos adorar al Señor de Gloria en pleno entendimiento de Su Deidad.
Gloria al Señor por tan hermosa bendición a nuestras vidas, por medio de la cual hayamos alcanzado salvación.
«La verdad plena de Cristo, oculta para los profetas y autores del A.T., ha sido dada a conocer por medio del Espíritu Santo al creyente, a quienes Dios ha amado por siempre» –Ministerio UMCD–
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9 NOV 2020 · 07 – Nuestro entendimiento espiritual (II)
1 Corintios 2:11-16
“Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios. Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido, lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual. Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente. En cambio el espiritual juzga todas las cosas; pero él no es juzgado de nadie. Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo.”
1.Pablo nos recuerda la íntima y perfecta relación entre las Personas de Dios el Padre y la del Espíritu Santo (1 Co. 2:11).
2.Dios, en el momento de nuestra salvación obra por medio de la Persona del Espíritu Santo convenciéndonos de nuestro pecado y necesidad de salvación (Jn. 16:8-11), pero una vez que recibimos a Cristo, el Espíritu entra a morar en el creyente, y se queda en él hasta el día de su muerte (Jn.14:17; 1 Co. 6:19; Ef. 1:13-14).
3.Es el Espíritu quien ahora enseña al creyente las cosas espirituales, Su presencia nos capacita al obrar en nosotros.
4.Esta capacidad espiritual, no propia, nos diferencia de las personas no salvas, a las cuales Pablo llama el “hombre natural”, quien está completamente limitado a conocer a Dios, Su Palabra y Su voluntad.
Cuando un creyente lee la Biblia, el proceso de aprendizaje, entendimiento y discernimiento solo se puede dar por obra del Espíritu Santo. Como nos recuerda Pablo, es el Espíritu quien toma “lo espiritual” y lo acomoda “a lo espiritual” (1 Co. 2:13).
El Espíritu es el Autor de la Palabra de Dios, es Él quien inspiró al hombre a escribir todo lo que tenemos como Palabra inspirada (2 P. 1:20-21). Entonces toma desde las mismas Escrituras un pasaje o versículo para dar iluminación al creyente y enseñarle, redargüirle, corregirle e instruirle (2 Ti. 3:16). Este proceso es lo que se conoce como guiarle a la verdad, enseñando y recordando todo lo que Dios nos ha dicho (Jn. 14:26).
¿Con esta premisa, imagínese el potencial de aprendizaje e instrucción que cada creyente tiene al tener esta capacidad divida otorgada? Todo creyente, en su relación íntima con Dios puede, a través de la lectura diaria, entrar en un dialogo celestial con su Padre, para que Él, por medio de la Persona del Espíritu pueda conocer todo lo que Dios quiera decirle, y así el hombre puede conocer la voluntad del Señor para su vida.
¿Cree usted que Dios puede hablarle? ¿Si es así, que tiempo pasa diariamente escuchándolo? ¿Y si lo escucha, está obedeciéndolo?
Todos tenemos un privilegio gigantesco de vivir en una relación diaria de comunicación con nuestro amado Dios.
«Todo creyente tiene la oportunidad singular de escuchar a Dios por medio del Espíritu Santo cuando lee la Biblia» –Ministerio UMCD–
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10 NOV 2020 · 08 – Inmaduros espirituales
1 Corintios 3:1-5
“De manera que yo, hermanos, no pude hablaros como a espirituales, sino como a carnales, como a niños en Cristo. Os di a beber leche, y no vianda; porque aún no erais capaces, ni sois capaces todavía, porque aún sois carnales; pues habiendo entre vosotros celos, contiendas y disensiones, ¿no sois carnales, y andáis como hombres? Porque diciendo el uno: Yo ciertamente soy de Pablo; y el otro: Yo soy de Apolos, ¿no sois carnales? ¿Qué, pues, es Pablo, y qué es Apolos? Servidores por medio de los cuales habéis creído; y eso según lo que a cada uno concedió el Señor.”
1.Después de haber dado una explicación sobre la salvación basada en la obra de Cristo en la cruz, y como, con obra poderosa del Espíritu Santo, una persona puede llegar a comprender la salvación; ahora les recuerda a este grupo de creyentes que la salvación es firme “en Cristo”, pero que aunque habían alcanzado salvación, necesitaban crecer “en Cristo”. Les exhorta por la falta de crecimiento o inmadurez espiritual.
2.Al creyente inmaduro se los llama “carnales”, mientras que a los que han madurado se los llama “espirituales” (1 Co. 3:1), termino que hace relación a una mayor influencia del pecado o “la carne” en la conducta general del creyente (Ro. 7:14-25).
3.Una de las características espirituales de la persona inmadura es la falta de entendimiento de las Escrituras (1 Co. 3:2).
4.Otra manifestación de la carne es la manera como los creyentes se agrupaban detrás de una persona, generando “celos, contiendas y disensiones”. Estas separaciones dividían a la iglesia y manifestaba una marcada afiliación a ciertos líderes dentro de la iglesia, expresando una conducta inapropiada. Todos deberían recordar que se sigue a Cristo y no al hombre.
El proceso de la vida espiritual inicia con nuestra salvación, el momento que recibimos a Cristo como nuestro Salvador; pero ese es solo el inicio. Este proceso debería continuar con el crecimiento en el carácter a la imagen de Cristo, y es en este camino en donde no todo creyente sigue un proceso natural de madurez, muchos se quedan como cristianos inmaduros o carnales, condición que siempre va a afectar su comportamiento manifestando muchos rasgos pecaminosos y falta de prudencia en sus actos.
Pablo había escrito esta carta a la iglesia en Corintio por esta razón, la falta de madurez espiritual de la congregación. Como se verá en el resto de esta carta, ellos manifestaban muchos problemas pecaminosos por la falta de crecimiento, y uno a uno, Pablo llamaría fervientemente al cambio de cada uno de estos actos que estaban destruyendo la vida espiritual de la iglesia.
Lo primero que les recuerda es la falta de capacidad para entender las Escrituras. Cuando el apóstol les escribe ya habían pasado un par de años desde la primera vez que los había visitado, y aunque ya no eran creyentes de “ayer”, aun a pesar del tiempo, no habían desarrollado la capacidad para entender la Palabra, por lo que les dice que ya debían estar comiendo “vianda”, o sea alimento sólido, pero ellos seguían bebiendo “leche”, porque no podían asimilar las Escrituras (He. 5:11-14).
Otro problema que tenían era esa afiliación sectarista dentro de la iglesia. Muchos habían decidido diferenciarse en la manera como apreciaban y seguían a uno u otro líder (Apolos, Pablo, etc.). Esto afectaba la unidad que debía existir en la iglesia, pero también manifestaba una incoherencia en nuestro enfoque; todos deberían seguir y afiliarse a Cristo y no al líder con quienes ellos se identificaban.
¿Cómo va en su crecimiento espiritual? ¿Cuánto tiempo lleva de creyente y cuánto cree usted que ha llegado a crecer en todo ese tiempo? ¿La gente que está a su alrededor puede observar madurez espiritual en usted?
«Para el creyente, el proceso de la salvación es de un día, pero el del crecimiento espiritual lleva toda una vida, y en esa etapa no todos han seguido» –Ministerio UMCD–
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11 NOV 2020 · 09 – Colaborando con Dios
1 Corintios 3:5-9
“¿Qué, pues, es Pablo, y qué es Apolos? Servidores por medio de los cuales habéis creído; y eso según lo que a cada uno concedió el Señor. Yo planté, Apolos regó; pero el crecimiento lo ha dado Dios. Así que ni el que planta es algo, ni el que riega, sino Dios, que da el crecimiento. Y el que planta y el que riega son una misma cosa; aunque cada uno recibirá su recompensa conforme a su labor. Porque nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios.”
1.Pablo nos recuerda que en el reino de Dios cada uno debe cumplir una función específica y activa en la edificación del Cuerpo de Cristo. (Comp. Ef. 4:11-16)
2.En la vida individual de cada creyente Dios ha utilizado diferente “colaboradores” para poder hacer la obra de edificación de cada uno de Sus hijos. En el caso de los hermanos en Corinto, el Señor usó primeramente a Pablo para establecer la iglesia (plantar), pero después usó a Apolos para continuar con dicha obra (regar).
3.Todos los creyentes podemos ser usados por el Señor para participar en la edificación de la vida de otro creyente, es la manera como funciona el reino. Talvez usted sea la persona que acercó a alguien a Dios, o quien la evangelizó, quien participó en el discipulado, en alguna exhortación o reprensión, en algún momento de consuelo, o de enseñanza, etc., etc., etc. Algo aparentemente muy sencillo, pero muy importante pudo haberse dado con su participación al servicio del Señor.
4.Pero dentro de todo, Dios es quien hace la obra. Sin Él no es posible lograr algo (Sal. 127:1; Jn. 5:19; 15:5), y Pablo nos recuerda esta relevante verdad.
Dios no es que necesita de nosotros para poder hacer Su obra, pues Él es todopoderoso y sabio; pero Él si se complace en usar personas que deseen ser partícipes de Su obra, y es ahí donde llegamos a ser bendecidos para ser de bendición.
Cuando un artista termina una obra, siempre ubica su rúbrica al pie de su trabajo. En muchos de los casos, sobre todo en obras musicales o de alguna otra índole, vemos que a más del nombre del autor están los nombres de quienes colaboraron en el desarrollo del proyecto, esas personas son en general actores activos del trabajo, aunque tienen el sello final del artista.
En nuestro crecimiento espiritual es igual, los créditos finales son de Dios, pero al pie de esa obra aparecen los nombres de todos los colaboradores que hicieron su aporte para lograr el trabajo final. Pablo y Apolo fueron esos colaboradores en la obra en la vida de la iglesia en Corinto.
¿En su vida, usted puede identificar los nombres de esos colaboradores que Dios ha usado para edificar su vida? Si es así, de gracias al Señor por ellos, pues Dios nos ha bendecido con la participación de esos amorosos y fieles hermanos.
Ahora, ¿puede ver usted su propio nombre al pie de la obra de Dios en la vida otros como colaborador del Señor? Si es así, siéntase bendecido por la oportunidad que Dios le ha dado de participar, pero, si no ve su nombre en la vida de muchos, ¿qué espera para participar junto a Dios en la edificación espiritual de otro hermano?
Si miramos de esta forma, en nuestra vida hay muchos nombres de hermanos valiosos quienes han sido usados por Dios, pero talvez no tengamos nuestros nombres en la vida de muchos, o en casi ninguno, y eso es porque no nos hemos dispuestos a se usados por Dios. ¡Es hora de colaborar junto al Señor! ¡Pídale que le use, y sea colaborador activo en Su reino!
«Cada creyente tiene la rúbrica del Señor como autor de la obra de transformación, pero al pie de esa rúbrica están los nombres de ciertos colaboradores valiosos que han sido usados por Dios» –Ministerio UMCD–
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12 NOV 2020 · 10 – Construyendo en buena base
1 Corintios 3:10-15
“Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada, yo como perito arquitecto puse el fundamento, y otro edifica encima; pero cada uno mire cómo sobreedifica. Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo. Y si sobre este fundamento alguno edificare oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca, la obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará. Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa. Si la obra de alguno se quemare, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo, aunque así como por fuego.”
1.Pablo, usando la previa exhortación a una relación apropiada en la manera como miraban a ciertos líderes en la iglesia (1 Co. 3:1-9), les pide a todos en la iglesia que velen por la manera como van a edificar a la congregación.
2.El fundamento en el cual se basa la iglesia está en la Persona de Cristo. Cristo, como ente Redentor del hombre, es en Quién se basa todo el principio de la fe. Él es la piedra angular de todo (Is. 28:16; Mt. 21:42; Ef. 2:20).
3.Con Cristo como base de nuestra fe, Pablo ahora exhorta a todo maestro a basar cualquier enseñanza en este fundamento. La edificación de una iglesia sana se dará con relación a una enseñanza apropiada, en la manera como se “edifica encima” con la Palabra de Dios.
4.Pero, sobre cada creyente, la responsabilidad también recae en la manera como sobreedificamos nuestra vida con conocimiento sano, verdadero; y fundamentado en la Biblia.
5.Al final, todo creyente enfrentará una evaluación en el Tribunal de Cristo, y ahí se verá si el material usado era perecedero o permanente; y en esa norma se dará recompensa. Pero todo creyente al final será salvo, ya que no es juicio para condenación, sino para evaluación del servicio. (1 Co. 3:13-15; Ro. 14:10; 2 Co. 5:10)
La Torre de Pisa es una de las obras más conocidas de edificación, y no por su belleza arquitectónica ni su perfección, sino por su inclinación. Un problema de cálculo en la base ha generado que esa estructura está inclinada en cierto ángulo, pero que no se caiga. Aunque la estructura sobre la base es buena, es en la base donde está el defecto.
Al contrario de ello, la Iglesia y la vida de cada creyente se basa en la verdad de Quién es Cristo, tanto como Dios, como por Su obra de Redención. Es en este “fundamento” donde descansa perfectamente nuestra fe. Pablo nos recuerda que la fe de cada creyente está firme “en Cristo”, pero que cada uno de nosotros debemos velar en la manera como sobreedificamos.
La responsabilidad de cada pastor y maestro en la iglesia es de edificar un conocimiento sólido de doctrina basado en la correcta enseñanza de la Palabra de Dios. Una iglesia sana solo se obtiene con una enseñanza sana.
Para cada uno de nosotros, también existe la responsabilidad de como sobreedificamos nuestras vidas. Muchas veces los creyentes, sobre todo los no maduros, se dejan envolver por mala enseñanza, y comienza a edificar sus vidas con doctrinas falsas, lo que puede generar un mal crecimiento (Ef. 4:13-15).
Pero también, podemos mirar hacia las cosas que hacemos como servicio. No todo lo que hagamos es voluntad de Dios, y aunque no sean malas cosas, no son todas provechosas. En la edificación de la iglesia podremos estar haciendo cosas que aparentan ser de bendición, pero que podrán terminar siendo solo algo sin impacto eterno. En ello también debemos velar. Todo será revelado en la presencia del Señor, y ahí veremos cuan valioso o no ha sido nuestro servicio.
«Cristo es el fundamento sobre el cual cada uno de nosotros debemos velar celosamente como edificamos nuestra vida» –Ministerio UMCD–
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Es un estudio basado en la Primera Carta de Pablo a la iglesia en Corinto. Muy útil para considerar nuestro crecimiento espritiual, pero también para evaluar la vida en la...
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Es un estudio basado en la Primera Carta de Pablo a la iglesia en Corinto. Muy útil para considerar nuestro crecimiento espritiual, pero también para evaluar la vida en la iglesia de Cristo
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