En su juventud, la mayoría de las personas tienen sueños que se hacen añicos o se acaban con los años. Se sienten desengañadas por la gente, los hechos y la realidad, que no se ajustan a sus ideales juveniles. Los amantes ideales medran en los sueños rotos, que se convierten en fantasías para toda la vida. ¿Anhelos de romance, aventura o elevada comunión espiritual? El amante ideal refleja nuestra fantasía. Él o ella es un artista creando la ilusión que requerimos, idealizando nuestro retrato. En un mundo de desencanto y bajeza, hay un poder seductor ilimitado si se sigue la senda del amante ideal.

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