Desde que la virgen de Guadalupe hizo sus apariciones allá por el año mil quinientos y tantos, podría decirse que, para un muy nutrido grupo de personas, a lo largo del tiempo, a estado ausente, por lo menos en forma visible, y me refiero a los carentes de la vista. Así es, según se sabe, la imagen de la morenita del Tepeyac, quedó plasmada en la tilma del indio Juan Diego, y desde entonces, para quienes gozan de su vista, pueden adorarla en todo su esplendor, cada que visitan la basílica de Guadalupe. Sin embargo, ahora, las personas ciegas o de baja visión, también ya pueden ser partícipes de dicha adoración, toda vez que ya existe una imagen táctil de la reyna de américa dentro de las instalaciones de dicho templo.