Vero y sus amigas, Ralco y Ssije, decidieron embarcarse en un yate de placer para explorar las maravillas del Mediterráneo. Su aventura fue grandiosa y llena de momentos hermosos que quedarán en la memoria de todos ellos. El viaje comenzó en un soleado puerto, donde el yate relucía bajo el resplandor del sol. Vero, Ralco y Ssije se embarcaron con entusiasmo, listas para descubrir todos los encantos que les esperaban en el mar. A medida que el yate se alejaba de la costa, se encontraron rodeadas de aguas cristalinas y vistas panorámicas de las pintorescas ciudades costeras. Cada día, exploraban diferentes destinos, visitando islas paradisíacas con playas de arena blanca y aguas turquesas. Durante su travesía, tuvieron la oportunidad de sumergirse en la rica historia de la región. Visitaron antiguas ruinas romanas, como el Coliseo en Roma y las ruinas de Pompeya. Quedaron maravilladas por la arquitectura y la magnificencia de estas estructuras históricas. El yate también les brindó la oportunidad de disfrutar de la vida marina. Realizaron inmersiones en arrecifes de coral y nadaron junto a peces de colores brillantes. Aventurándose más allá de la superficie, exploraron cuevas marinas y descubrieron la belleza oculta que se encuentra bajo las olas. Las noches a bordo del yate fueron mágicas. Observaron el cielo estrellado mientras disfrutaban de cenas gourmet preparadas por un chef privado. Rieron, compartieron historias y fortalecieron su amistad en medio de este entorno idílico. A medida que su viaje llegaba a su fin, Vero, Ralco y Ssije se despidieron del Mediterráneo con corazones llenos de gratitud y recuerdos inolvidables. Su aventura en el yate de placer no solo fue grande y hermosa, sino que también dejó una huella en sus almas, recordándoles la importancia de explorar, vivir y crear historias que perduren en el tiempo.José Pardal.