RG-21 Y estos se oponen entre sí
Aug 12, 2024 ·
5m 12s
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Y estos se oponen entre sí “Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y estos se oponen entre sí,...
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Y estos se oponen entre sí
“Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y estos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis.” Gal. 5:17
Quisiera resumir este contraste entre las obras de la carne y el fruto del Espíritu que Pablo presenta en mostrando cómo se oponen entre sí. Si puedes imaginar una tabla, pondríamos a un lado las obras de la carne, y al otro lado el fruto del Espíritu.
Tenemos una lista de obras naturales a la que la carne tiende, deseos y pasiones que, según el versículo 24, los que son de Cristo ya las han crucificado. Es decir, si tú has puesto tu fe en Cristo Jesús, tu viejo hombre, con sus deseos y pasiones, fue crucificado con él en la cruz. Leemos en Romanos 6:6-7 “sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado. Porque el que ha muerto, ha sido justificado del pecado.”
Si hemos sido justificado del pecado y librados de su esclavitud, ¿cómo viviremos aún en él? pregunta el apóstol en el versículo 3.
La respuesta se sobreentiende, pero Pablo sigue explicando para que entendamos que no podemos servir a Dios en las obras de la carne.
Dice en Romanos 6:16 “¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la obediencia para justicia?”
Aquello que servimos es lo que nos domina. Los que practican las obras de la carne, dice en Gálatas 5:21 “no heredarán el reino de Dios” porque no son hijos de Dios.
Veamos el contraste que Pablo nos presenta entre las obras de la carne y el fruto del Espíritu. Hablamos del fruto del Espíritu como una unidad porque así lo presenta Pablo en Gálatas. Entendemos que no viene uno sin el otro, sino que si el árbol es sano, se evidenciarán todos los aspectos mencionados.Quizá ayude a pensar en el fruto del Espíritu como un racimo, con diferente fruta.
En primer lugar el adulterio, la fornicación, la injusticia y la lascivia, que se oponen al amor puro que Cristo ofrece.
En segundo lugar vemos la idolatría y la hechicería, y también podemos incluir la herejía, las cuales contrastan con la fe verdadera que salva y preserva.
En tercer lugar leemos de enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, envidias y homicidios, que destrozan relaciones, oponiéndose a la paciencia, la benignidad, la bondad y la mansedumbre necesarias para tener relaciones duraderas y edificantes.
En cuarto lugar vemos el contraste entre las borracheras, orgías y cosas semejantes, que nada tienen que ver con la templanza que presenta la Biblia.
El gozo y la paz, fruto también del Espíritu, están presentes en los diferentes grupos, y se oponen a la falsa satisfacción que las obras de la carne traen y la culpabilidad que estas dejan.
Estudiarem en los próximos episodios estos cuatro grupos, orando que nuestro espíritu anhele ese fruto que Cristo ofrece, para la gloria de Su nombre.
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“Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y estos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis.” Gal. 5:17
Quisiera resumir este contraste entre las obras de la carne y el fruto del Espíritu que Pablo presenta en mostrando cómo se oponen entre sí. Si puedes imaginar una tabla, pondríamos a un lado las obras de la carne, y al otro lado el fruto del Espíritu.
Tenemos una lista de obras naturales a la que la carne tiende, deseos y pasiones que, según el versículo 24, los que son de Cristo ya las han crucificado. Es decir, si tú has puesto tu fe en Cristo Jesús, tu viejo hombre, con sus deseos y pasiones, fue crucificado con él en la cruz. Leemos en Romanos 6:6-7 “sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado. Porque el que ha muerto, ha sido justificado del pecado.”
Si hemos sido justificado del pecado y librados de su esclavitud, ¿cómo viviremos aún en él? pregunta el apóstol en el versículo 3.
La respuesta se sobreentiende, pero Pablo sigue explicando para que entendamos que no podemos servir a Dios en las obras de la carne.
Dice en Romanos 6:16 “¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la obediencia para justicia?”
Aquello que servimos es lo que nos domina. Los que practican las obras de la carne, dice en Gálatas 5:21 “no heredarán el reino de Dios” porque no son hijos de Dios.
Veamos el contraste que Pablo nos presenta entre las obras de la carne y el fruto del Espíritu. Hablamos del fruto del Espíritu como una unidad porque así lo presenta Pablo en Gálatas. Entendemos que no viene uno sin el otro, sino que si el árbol es sano, se evidenciarán todos los aspectos mencionados.Quizá ayude a pensar en el fruto del Espíritu como un racimo, con diferente fruta.
En primer lugar el adulterio, la fornicación, la injusticia y la lascivia, que se oponen al amor puro que Cristo ofrece.
En segundo lugar vemos la idolatría y la hechicería, y también podemos incluir la herejía, las cuales contrastan con la fe verdadera que salva y preserva.
En tercer lugar leemos de enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, envidias y homicidios, que destrozan relaciones, oponiéndose a la paciencia, la benignidad, la bondad y la mansedumbre necesarias para tener relaciones duraderas y edificantes.
En cuarto lugar vemos el contraste entre las borracheras, orgías y cosas semejantes, que nada tienen que ver con la templanza que presenta la Biblia.
El gozo y la paz, fruto también del Espíritu, están presentes en los diferentes grupos, y se oponen a la falsa satisfacción que las obras de la carne traen y la culpabilidad que estas dejan.
Estudiarem en los próximos episodios estos cuatro grupos, orando que nuestro espíritu anhele ese fruto que Cristo ofrece, para la gloria de Su nombre.
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Author | David y Maribel |
Organization | David y Maribel |
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