Radionovela Capítulo 10 "Un milagro para Ágata"
Dec 30, 2022 ·
42m 31s
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Description
Capítulo 10 - "Un milagro para Ágata" Escrita por Trixia Valle, publicada por Timón Editores - Narrada por Trixia Valle y Juan Carlos Durán "El verdadero amor no se conoce...
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Capítulo 10 - "Un milagro para Ágata"
Escrita por Trixia Valle, publicada por Timón Editores - Narrada por Trixia Valle y Juan Carlos Durán
"El verdadero amor no se conoce por lo que exige, sino por lo que ofrece. —Jacinto Benavente (1866-1954), dramaturgo español
Ágata estacionó su coche como pudo. Se bajó destruida. Para su buena suerte, no había nadie en casa. Necesitaba estar sola y vivir este encuentro consigo misma en la más grande oscuridad para tocar fondo y desde ahí salir.
A veces, hay que ser como los buzos, que se impulsan desde el fondo del mar, ahí donde está más oscuro, para salir a la superficie. Entró a su recamara decorada con todo tipo de colores alegres: naranja, amarillo, verde limón y rosa fresa, colores que hoy estaban en total desacuerdo con su estado de ánimo. Veía y sentía todo negro. Se tiró en la cama y comenzó a llorar.
Unos minutos después, se levantó a limpiarse la nariz. En el camino al baño, encontró una foto de ella y Paolo abrazados. La miró por unos minutos y recordó el lugar donde la tomaron: una boda en la que, como de costumbre, la había maltratado, la había dejado bailando sola en la pista y había coqueteado con las edecanes. La lanzó hacia la pared con todas sus fuerzas y el vidrio se rompió en pedazos. Esto ya era demasiado. No podía con la infidelidad comprobada y el cinismo de Paolo, era demasiado.
Se dejó caer cobre sus rodillas al suelo y comenzó a rezar, a suplicar, a pedir a Dios que le quitara a ese hombre del corazón; que se lo llevara para siempre a otro lado; que ya no sintiera esto que le quemaba por dentro; y que le ayudara a recuperar las ganas de vivir, pues incluso hasta eso había perdido. Se quedó de rodillas llorando y suplicando por más de una hora y con cada llanto y con cada lamento, Dios la escuchaba más y la cubría con su luz.
Cuando se calmó, se puso el pijama, se lavó la cara y se metió a la cama. Esa noche durmió como un bebé, había sacado todo lo que tenía encima. Por fin estaba vacía de sentimientos y dolores, lista para volver a empezar.
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Escrita por Trixia Valle, publicada por Timón Editores - Narrada por Trixia Valle y Juan Carlos Durán
"El verdadero amor no se conoce por lo que exige, sino por lo que ofrece. —Jacinto Benavente (1866-1954), dramaturgo español
Ágata estacionó su coche como pudo. Se bajó destruida. Para su buena suerte, no había nadie en casa. Necesitaba estar sola y vivir este encuentro consigo misma en la más grande oscuridad para tocar fondo y desde ahí salir.
A veces, hay que ser como los buzos, que se impulsan desde el fondo del mar, ahí donde está más oscuro, para salir a la superficie. Entró a su recamara decorada con todo tipo de colores alegres: naranja, amarillo, verde limón y rosa fresa, colores que hoy estaban en total desacuerdo con su estado de ánimo. Veía y sentía todo negro. Se tiró en la cama y comenzó a llorar.
Unos minutos después, se levantó a limpiarse la nariz. En el camino al baño, encontró una foto de ella y Paolo abrazados. La miró por unos minutos y recordó el lugar donde la tomaron: una boda en la que, como de costumbre, la había maltratado, la había dejado bailando sola en la pista y había coqueteado con las edecanes. La lanzó hacia la pared con todas sus fuerzas y el vidrio se rompió en pedazos. Esto ya era demasiado. No podía con la infidelidad comprobada y el cinismo de Paolo, era demasiado.
Se dejó caer cobre sus rodillas al suelo y comenzó a rezar, a suplicar, a pedir a Dios que le quitara a ese hombre del corazón; que se lo llevara para siempre a otro lado; que ya no sintiera esto que le quemaba por dentro; y que le ayudara a recuperar las ganas de vivir, pues incluso hasta eso había perdido. Se quedó de rodillas llorando y suplicando por más de una hora y con cada llanto y con cada lamento, Dios la escuchaba más y la cubría con su luz.
Cuando se calmó, se puso el pijama, se lavó la cara y se metió a la cama. Esa noche durmió como un bebé, había sacado todo lo que tenía encima. Por fin estaba vacía de sentimientos y dolores, lista para volver a empezar.
Information
Author | Trixia Valle Herrera |
Organization | Trixia Valle Herrera |
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