Desde hace ya varios años (concretamente 2017) hemos propuesto la necesidad de una responsabilidad criminal de las máquinas. Ahora con mayor razón con la llegada de las IAs. Su protagonismo es central en todas las esferas de nuestras vidas que obliga a tomar del control social más efica por antonomasia que es el Derecho penal que posee mejores principios informadores que las demás disciplinas del derecho y por ello, la mejor apuesta para controlar este embiste de avanzada tecnología como lo es la Inteligencia generativa con su más conocida disrupción del chatGPT. Hay que controlar las máquinas o estas no van a controlar. En este control cumple papel central la ética. Eso explica el resurgir de las humanidades que la tecnología inicial la había opacado. Bienvenido el derecho penal de los robots. Y con mayor razón lo que hemos anticipado la responsabilidad penal de las IAs.