Cuidado! No vayas tan lejos, no te metas ahí, porque ése es territorio croata. Hay una banda ajedrezada que no juega a 90 minutos, sino que te plantea pruebas de resistencia titánica, partidos de dos horas, que al final se resuelven como en la antiguedad, tu mejor hombre contra el mío, dos pistoleros en solitario, y ahí, ahí siempre gana Livakovic.
Croacia, en su uniforme, está el acertijo. Más que un ejército, es un castillo medieval, un escuadrón preparado para soportar un estado de sitio el tiempo que sea necesario. No importa cuánto lances contra ellos, los muros resistirán, y cuando estés agotado, sin fuerzas, te eliminarán uno a uno.
En la tarde en que Neymar, trazó su obra maestra, su jugada para todos los tiempos, y empató en 77 goles a Pelé, Brasil sufrió una derrota desgarradora, hay quienes creen que fue producto de una maldición, un noucaut que pulveriza el sueño del hexacampeonato y abre el camino para la Argentina en las semifinales.
Mientras Neymar lloraba, el Argentina-Paises Bajos fue un hervidero, una olla de presión, otro capítulo fastuoso en la historia de esta rivalidad. Que siempre choquen en los Mundiales. Messi fue el neurocirujano, operó con precisión milimétrica y cobró el penal de la serie como lo hacía Maradona; al tiempo que el “Dibu” Martínez se convirtió en un monstruo devorador de penales. Argentina en semifinales y está a dos escalones del trono que toda la vida ha buscado Lionel Messi.
Si conoces al enemigo y te conoces a ti mismo, no debes temer el resultado de cien batallas, decía Sun Tzu.
Nadie se conoce mejor que a sí misma que la sabia e imperturbable Croacia, la banda de los porteros para-penaltis.
Así que cuidado Messi, no vayas tan lejos, no te internes en el más allá, porque después de los 90 es territorio croata.