MelP_641-Levitico_14_17
Feb 9, 2024 ·
2m 30s
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Description
«Y de lo que quedare del aceite que tiene en su mano, pondrá el sacerdote sobre el lóbulo de la oreja derecha del que se purifica, sobre el pulgar de...
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«Y de lo que quedare del aceite que tiene en su mano, pondrá el sacerdote sobre el lóbulo de la oreja derecha del que se purifica, sobre el pulgar de su mano derecha y sobre el pulgar de su pie derecho, encima de la sangre del sacrificio por la culpa.» (Levítico 14:17)
Cuando una persona leprosa en Israel se había curado de su enfermedad, debía venir al sacerdote para participar en un rito de limpieza que consistía en varios sacrificios (14:10-13) pero se culminaba en una ceremonia en que el sacerdote primero aplicaba la sangre y depués el aceite del sacrificio al leproso limpiado, siguiendo los mismos pasos que Moisés había hecho con Aarón (Levítico 8:23). El sacerdote primero metía su dedo en la sangre del sacrificio y después tocaba tres partes del cuerpo del que traía la ofrenda. Aplicaba la sangre a su oreja derecha, a su pulgar derecho de su mano y finalmente al pulgar derecho de su pie. De esta forma simbolizaba la purificación de todo lo que escuchaba, hacía y a dónde iba. Pero el rito tiene un segundo paso. El sacerdote a continuación también tomaba del aceite y volvía a aplicarlo sobre los mismos tres sitios. Si la sangre representa la purificación de lo que escuchaba, hacía y a dónde iba, el aceite representa la dedicación de lo que escuchaba, hacía y a dónde iba. Cristo nos ha limpiado de la lepra espiritual que nos había condenado a la muerte segura. Como resultado de nuestra purificación, debemos consagrar a Dios todo lo percibimos por nuestros sentidos físicos, toda actividad nuestra y todos nuestros planes y caminos.
Escuchemos, hagamos y andemos hoy como personas purificadas y dedicadas a nuestro Redentor. (David Bell)
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Cuando una persona leprosa en Israel se había curado de su enfermedad, debía venir al sacerdote para participar en un rito de limpieza que consistía en varios sacrificios (14:10-13) pero se culminaba en una ceremonia en que el sacerdote primero aplicaba la sangre y depués el aceite del sacrificio al leproso limpiado, siguiendo los mismos pasos que Moisés había hecho con Aarón (Levítico 8:23). El sacerdote primero metía su dedo en la sangre del sacrificio y después tocaba tres partes del cuerpo del que traía la ofrenda. Aplicaba la sangre a su oreja derecha, a su pulgar derecho de su mano y finalmente al pulgar derecho de su pie. De esta forma simbolizaba la purificación de todo lo que escuchaba, hacía y a dónde iba. Pero el rito tiene un segundo paso. El sacerdote a continuación también tomaba del aceite y volvía a aplicarlo sobre los mismos tres sitios. Si la sangre representa la purificación de lo que escuchaba, hacía y a dónde iba, el aceite representa la dedicación de lo que escuchaba, hacía y a dónde iba. Cristo nos ha limpiado de la lepra espiritual que nos había condenado a la muerte segura. Como resultado de nuestra purificación, debemos consagrar a Dios todo lo percibimos por nuestros sentidos físicos, toda actividad nuestra y todos nuestros planes y caminos.
Escuchemos, hagamos y andemos hoy como personas purificadas y dedicadas a nuestro Redentor. (David Bell)
Information
Author | David y Maribel |
Organization | David y Maribel |
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