MelP_499-Romanos_2_5
Aug 21, 2024 ·
2m 30s
Download and listen anywhere
Download your favorite episodes and enjoy them, wherever you are! Sign up or log in now to access offline listening.
Description
«Pero por tu dureza y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios,»...
show more
«Pero por tu dureza y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios,» (Romanos 2:5)
Normalmente pensaríamos que “atesorar” es una cosa positiva. La conotación habitual de este verbo nos lleva a usarlo en un contexto de riquezas guardadas, pero aquí el apóstol habla de atesorar la ira de Dios. Definitivamente, aquí no es un pensamiento bonito. En nuestra condición natural como pecadores, vamos acumulando ira cada vez que pecamos y en el juicio final, el justo Juez decretará a cada uno conforme a sus acciones. Ahora bien, alguno dirá que hay los que han atesorado muchísima ira y otros, más bien, poca. Así es. Pero, debemos recordar que Adan y Eva, con un solo pecado sufrieron la separación de la presencia de Dios en Edén. O sea, no se trata de la cantidad de ira que uno merezca. El caso es que la paga del pecado –de cualquier pecado– es muerte. Pero gracias a que Cristo fue ""herido … por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él"", proveyó para el perdón de cualquier pecador arrepentido. Y no sólo eso sino que gracias al perdón de Cristo, podemos empezar a “atesorar” otra cosa en el cielo. Cristo nos instruyó que hiciésemos tesoros en el cielo, porque donde tenemos nuestro tesoro, allí esta nuestro corazón (Mateo 6:19).
Pongamos la mira hoy en las cosas de arriba y así glorificaremos a nuestro Salvador que nos ha resecado de la ira venidera. (David Bell)
show less
Normalmente pensaríamos que “atesorar” es una cosa positiva. La conotación habitual de este verbo nos lleva a usarlo en un contexto de riquezas guardadas, pero aquí el apóstol habla de atesorar la ira de Dios. Definitivamente, aquí no es un pensamiento bonito. En nuestra condición natural como pecadores, vamos acumulando ira cada vez que pecamos y en el juicio final, el justo Juez decretará a cada uno conforme a sus acciones. Ahora bien, alguno dirá que hay los que han atesorado muchísima ira y otros, más bien, poca. Así es. Pero, debemos recordar que Adan y Eva, con un solo pecado sufrieron la separación de la presencia de Dios en Edén. O sea, no se trata de la cantidad de ira que uno merezca. El caso es que la paga del pecado –de cualquier pecado– es muerte. Pero gracias a que Cristo fue ""herido … por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él"", proveyó para el perdón de cualquier pecador arrepentido. Y no sólo eso sino que gracias al perdón de Cristo, podemos empezar a “atesorar” otra cosa en el cielo. Cristo nos instruyó que hiciésemos tesoros en el cielo, porque donde tenemos nuestro tesoro, allí esta nuestro corazón (Mateo 6:19).
Pongamos la mira hoy en las cosas de arriba y así glorificaremos a nuestro Salvador que nos ha resecado de la ira venidera. (David Bell)
Information
Author | David y Maribel |
Organization | David y Maribel |
Website | - |
Tags |
Copyright 2024 - Spreaker Inc. an iHeartMedia Company