MelP_327-Levitico_22_19
Feb 12, 2024 ·
2m 30s
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Description
«para que sea aceptado, ofreceréis macho sin defecto de entre el ganado vacuno, de entre los corderos, o de entre las cabras.» (Levítico 22:19) Las instrucciones sobre el sistema de...
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«para que sea aceptado, ofreceréis macho sin defecto de entre el ganado vacuno, de entre los corderos, o de entre las cabras.» (Levítico 22:19)
Las instrucciones sobre el sistema de sacrificios en el Antiguo Testamento son muchas veces difíciles de seguir. Pero noto aquí una instrucción muy clara y muy interesante. Para que un sacrificio fuera aceptado, la persona tenía que traer un animal perfecto, sin defecto. No valía cualquier animal. A primera vista podría parecer que los sacerdotes eran demasiado exigentes, pero debemos recordar que el sacrificio no era para ellos y por lo tanto, no eran ellos los que exigían la perfección. Era Dios el que debía aceptar aquel sacrificio y Dios el que pedía la perfección. Entonces ¿por qué demandaría Dios un animal perfecto? La verdad es que esta exigencia nos prepara para la venida del verdadero Sacrificio, Jesucristo. Él es perfecto en todo sentido de la palabra, sin ningún defecto. Sin embargo hay una diferencia muy grande entre nuestro Sacrificio y todos los sacrificios que encontramos en Levítico. Según la ley de Moisés, cada uno tenía que proveer su propio sacrificio, lo mejor de lo que tenía. Pero Dios es el que provee nuestro sacrificio y la perfección de nuestro sacrificio es la fuente de toda nuestra confianza espiritual.
Nosotros hoy podemos entrar con confianza en la misma presencia de Dios, no por nuestros méritos, sino porque Dios proveyó el perfecto sacrificio por nuestros pecados en su Hijo. (David Bell)
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Las instrucciones sobre el sistema de sacrificios en el Antiguo Testamento son muchas veces difíciles de seguir. Pero noto aquí una instrucción muy clara y muy interesante. Para que un sacrificio fuera aceptado, la persona tenía que traer un animal perfecto, sin defecto. No valía cualquier animal. A primera vista podría parecer que los sacerdotes eran demasiado exigentes, pero debemos recordar que el sacrificio no era para ellos y por lo tanto, no eran ellos los que exigían la perfección. Era Dios el que debía aceptar aquel sacrificio y Dios el que pedía la perfección. Entonces ¿por qué demandaría Dios un animal perfecto? La verdad es que esta exigencia nos prepara para la venida del verdadero Sacrificio, Jesucristo. Él es perfecto en todo sentido de la palabra, sin ningún defecto. Sin embargo hay una diferencia muy grande entre nuestro Sacrificio y todos los sacrificios que encontramos en Levítico. Según la ley de Moisés, cada uno tenía que proveer su propio sacrificio, lo mejor de lo que tenía. Pero Dios es el que provee nuestro sacrificio y la perfección de nuestro sacrificio es la fuente de toda nuestra confianza espiritual.
Nosotros hoy podemos entrar con confianza en la misma presencia de Dios, no por nuestros méritos, sino porque Dios proveyó el perfecto sacrificio por nuestros pecados en su Hijo. (David Bell)
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Author | David y Maribel |
Organization | David y Maribel |
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