MelP_185-1Cron_17_13
Jun 15, 2022 ·
2m 30s
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Description
«Yo le seré por padre, y él me será por hijo; y no quitaré de él mi misericordia, como la quité de aquel que fue antes de ti;» (1 Crónicas...
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«Yo le seré por padre, y él me será por hijo; y no quitaré de él mi misericordia, como la quité de aquel que fue antes de ti;» (1 Crónicas 17:13)
El rey David decidió que iba a hacer una casa para Dios, reemplazando la tienda que Moisés había hecho en el desierto, pero Dios dijo que no. Al final Dios dejó que el hijo de David hiciera ese templo, pero lo que Dios prometió a David es el verdadero enfoque del texto. David pensaba hacerle una casa para Dios, pero Dios le prometió establecer la casa de David. Dios le habla del hijo de David que contaría con una relación cercana con Dios en que Dios le trata como su mismo Padre. Obviamente una parte de esta promesa se cumple en Salomón, pero solo en parte. El verdadero cumplimiento de la profecía nos llevará hasta un pueblo insignificante en Galilea donde vivía y ministraba Jesús, el hijo de David. Las palabras proféticas tienen su verdadero significado en Jesús, el Hijo de Dios (Hebreos 1:5), anunciado divinamente en su bautismo y transfiguración. Pero por medio de Él, esta promesa también nos alcanza. Los que creen, reciben el derecho de llamarse hijos de Dios (Juan 1:12) y podemos dirigirnos a Dios como ""Padre nuestro que estás en los cielos"".
Aprovechemos hoy esta relación con nuestro Padre celestial que tenemos por medio de Cristo. Vivamos como sus hijos por medio del Espíritu y andemos en el amor de nuestro Padre. (David Bell)
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El rey David decidió que iba a hacer una casa para Dios, reemplazando la tienda que Moisés había hecho en el desierto, pero Dios dijo que no. Al final Dios dejó que el hijo de David hiciera ese templo, pero lo que Dios prometió a David es el verdadero enfoque del texto. David pensaba hacerle una casa para Dios, pero Dios le prometió establecer la casa de David. Dios le habla del hijo de David que contaría con una relación cercana con Dios en que Dios le trata como su mismo Padre. Obviamente una parte de esta promesa se cumple en Salomón, pero solo en parte. El verdadero cumplimiento de la profecía nos llevará hasta un pueblo insignificante en Galilea donde vivía y ministraba Jesús, el hijo de David. Las palabras proféticas tienen su verdadero significado en Jesús, el Hijo de Dios (Hebreos 1:5), anunciado divinamente en su bautismo y transfiguración. Pero por medio de Él, esta promesa también nos alcanza. Los que creen, reciben el derecho de llamarse hijos de Dios (Juan 1:12) y podemos dirigirnos a Dios como ""Padre nuestro que estás en los cielos"".
Aprovechemos hoy esta relación con nuestro Padre celestial que tenemos por medio de Cristo. Vivamos como sus hijos por medio del Espíritu y andemos en el amor de nuestro Padre. (David Bell)
Information
Author | David y Maribel |
Organization | David y Maribel |
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