La culpabilidad es una de las emociones más inútiles que tenemos, la angustia que nos hace sentir interrumpe nuestro camino hacia una vida realmente plena.

Acompáñame En este episodio y entérate como liberarte de esta emoción inservible. Soy Ezael Cisneros, Coach transformativo y te doy la bienvenida a la comunidad “Creciendo Juntos”

La culpabilidad es una de las fuentes de angustia por excelencia en nuestra vida.
Recuerdo como en una ocasión estuve a punto de dejar mi sueño de ser comunicador porque tuve una mala experiencia con mis compañeros de la escuela y me sentía tan culpable por ello que no asistí a clases en 15 días y no conforme con ello estuve a punto de renunciar a mi sueño 15 días después.

La culpa nos ata al pasado y quiere que nos quedemos ahí, no nos ofrece ninguna solución, pero si obtiene su recompensa, sentir culpa puede no sentirse muy bien, pero aceptamos pagar el precio porque a través de nuestro lamento evadimos lo sucedió y al lamer nuestras heridas sabemos que los demás sentirán compasión por nosotros y creemos que así todo estará perdonado.

Para mi buena suerte después de 30 días de vivir en la culpa, recordé la razón que me motivo a estudiar para ser un locutor de radio, recordé que tiempo atrás me hubiera quitado la vida de no ser por ese sueño y me di cuenta que la recompensa de la culpa era muy pobre con respecto a la recompensa de cumplir con mi meta. Así es que se me ocurrió algo que no había pensado, se me ocurrió que podía aprender de mi error, para no volverlo a cometer y seguir hacia adelante.

Cuando nos comportamos mal con otros, cometemos alguna equivocación o herimos a otros, existen dos posibilidades: aceptar esa equivocación, pedir disculpas en el momento e intentar no volver a cometer el mismo error en un futuro, o bien, quedarse con el sentimiento de culpa, resignarse y terminar por creer que no valemos nada.

En lugar de quedarte con la culpa y repasar una y otra vez los eventos que le dieron origen, es indispensable concebirla como una oportunidad de crecimiento: ¿qué puedo aprender de lo sucedido?, ¿qué puedo hacer para que no se repita el mismo error? Mediante este tipo de preguntas, cierra la puerta a la culpa, impides que se instale en tu interior, te maneje y en lugar de quédate estancado puedes seguir hacia adelante.

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