Este fin de semana ha supuesto una prueba de fuego para Netflix en España. Cientos de usuarios se han enfrentado al viejo dilema de aguantar o marcharse, es decir, adaptarse o no a la nueva política de esta plataforma, la que pone fin a las tan socorridas cuentas compartidas. Permanecer y pagar 5,99 euros extra por cada usuario, ha supuesto verdaderos quebraderos de cabeza para familias y grupos de amigos que se habían ingeniado una suerte de "economía colectiva", basada en compartir contraseñas para disfrutar viendo series y películas a un precio razonable.

Netflix llegó a España en 2015 con grandes promesas. Algunos elogiaban su oferta frente a la piratería, una plataforma cargada de contenidos legales por los que se pagase una pequeña y razonable cuota. El "buen novio" de Netflix fue ganando terreno "Amar es compartir contraseña" pero ahora su mensaje es otro, la cuenta de Netflix está diseñada para un solo hogar y los suscriptores pueden elegir entre varios planes con distintas características.

¿Aguantará Netflix el tirón de las bajas? Ya que el modelo de suscripción ha calado en la sociedad, ¿nos adaptaremos a seguir pagando más? ¿Puede suponer una estampida a otras plataformas de suscripción? ¿Cuál el futuro de este tipo servicios?

Lo analizamos con Arturo Criado, subdirector de El Español e Invertia. Además, hablamos con algunos usuarios de la plataforma, como Alicia, de 26 años quien ha puesto fin la relación. "Fue el novio ideal, ahora es una relación tóxica". Patricia gestiona la economía de su casa y se gasta alrededor de 200 euros al mes en suscripciones."Nos sentamos a la mesa para discutirlo. Mi hija y yo queríamos seguir viendo series y mi marido no quería renunciar al fútbol". Se queda en plataforma pero su madre, que vive en otra casa, se queda fuera de esta posibilidad. Apunta que vivimos en un modelo económico que ha cambiado mucho. Piensa que nos terminaremos adaptando y pagando por distintos contenidos.