El punto de inflexión que ha supuesto la crisis sanitaria está siendo aprovechado para implementar de manera generalizada en el tejido social la idea de un futuro de trabajo sin trabajo. Esta posibilidad, cada vez más posible, que se venía planteando desde hace unos años en el ámbito más académico-institucional, hoy resuena con mayor fuerza en la esfera pública general. Si una parte de la población deja de trabajar, ¿cómo afectará esto a todo lo que hoy compone nuestras sociedades?, ¿cómo afectará a nuestras democracias? También puede plantearse de otro modo, para que una parte importante de las sociedades se vea obligada a dejar de trabajar, ¿qué se deberá modificar en nuestros sistemas?, ¿podemos hablar de democracia sin la existencia de una masa de trabajadores? Y en ese caso, ¿qué tipo de democracias se darán?, pero sino, ¿qué otros modelos podrían darse?