Evangelio Del Día Viernes 24 de Junio | Inmenso Amor de Dios | Hoy en Oración

Jul 23, 2022 · 7m 6s
Evangelio Del Día Viernes 24 de Junio | Inmenso Amor de Dios | Hoy en Oración
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Evangelio Diario LITURGIA - 24 DE JUNIO DE 2022 Ciclo C - Año II - Color Verde IX Semana del Tiempo Ordinario Liturgia de las Horas Tomo I I Semana...

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Evangelio Diario
LITURGIA - 24 DE JUNIO DE 2022
Ciclo C - Año II - Color Verde
IX Semana del Tiempo Ordinario
Liturgia de las Horas Tomo I
I Semana del Salterio
Primera Lectura Ezequiel 34, 11-16
Salmo 22
Evangelio Lucas 15, 3-7

“¡Alegraos conmigo!”

PALABRAS DEL SANTO PADRE
En la visión de Jesús no hay ovejas definitivamente perdidas, sino sólo ovejas que hay que volver a encontrar. Esto debemos entenderlo bien: para Dios nadie está definitivamente perdido. ¡Nunca! Hasta el último momento, Dios nos busca. Pensad en el buen ladrón; pero sólo en la visión de Jesús nadie está definitivamente perdido. La perspectiva, por lo tanto, es totalmente dinámica, abierta, estimulante y creativa. Nos impulsa a salir en búsqueda para emprender un camino de fraternidad. Ninguna distancia puede mantener alejado al pastor; y ningún rebaño puede renunciar a un hermano. (Audiencia General 4 de mayo de 2016)


Reflexión del Evangelio de hoy (Monasterio Ntra. Sra. de la Piedad - MM. Dominicas.)
¡Alegraos conmigo!, he encontrado la oveja que se me había perdido
La fiesta del Sagrado Corazón que hoy celebramos nos hace recordar el tiempo Pascual, en que hemos vivido y experimentado el amor misericordioso de Cristo, en su muerte y Resurrección. Un corazón herido, traspasado, pero a la vez lleno de ternura y compasión; un Corazón bondadoso capaz de amar y de perdonar infinitamente.

La primera lectura y el evangelio relacionan el Antiguo y el Nuevo testamento. En la primera lectura el profeta Ezequiel nos anuncia un Pastor que ha de venir a cuidar a su rebaño, lo guiará, lo apacentará en ricos pastos, cuidará de sus ovejas según la necesidad de cada una.
En el evangelio, Jesús, a través de una parábola, enseña a los que todavía viven según la ley y el moralismo que Él se alegra por haber encontrado a la oveja perdida, deja las noventa y nueve y va al encuentro de la que necesita ser sanada, porque Él ha venido al mundo para los enfermos, los que necesitan médico.

Acerquémonos al Señor como la oveja perdida, la descarriada, la enferma, la herida… cansada de caminar por pastos secos, sin vida y así podamos encontrar en Él el pasto saludable que nos conduce al Padre. Muchas veces por el sufrimiento, por la ceguera, por la falta fe… no nos damos cuenta de su presencia en nuestra vida, pero el Señor no nos abandona. Él nos guía, nos acompaña, nos quiere, nos ama hasta entregar su vida.

En la segunda lectura la carta del apóstol San Pablo nos muestra el gran amor con que Dios nos amó, “siendo nosotros todavía pecadores"; miró nuestra debilidad, se compadeció de nosotros y nos envió a su Hijo único como luz del mundo para rescatarnos del poder de las tinieblas y así podamos andar en la claridad de su presencia.

Abramos el oído del corazón para escuchar la voz del Pastor, de mi pastor. Reposemos nuestra cabeza en el pecho de Jesús, como el discípulo amado y digámosle: “Señor te quiero, cuídame, apaciéntame en tu rico pasto para que yo permanezca en tu corazón manso y humilde, y ahí encontraré descanso para mis fatigas”.


LECTURA DEL DÍA
Primera lectura
Lectura de la profecía de Ezequiel
Ez 34, 11-16
Esto dice el Señor Dios: “Yo mismo iré a buscar a mis ovejas y velaré por ellas. Así como un pastor vela por su rebaño cuando las ovejas se encuentran dispersas, así velaré yo por mis ovejas e iré por ellas a todos los lugares por donde se dispersaron un día de niebla y de oscuridad.

Las sacaré de en medio de los pueblos, las congregaré de entre las naciones, las traeré a su tierra y las apacentaré por los montes de Israel, por las cañadas y por los poblados del país. Las apacentaré en pastizales escogidos, y en lo alto de los montes de Israel tendrán su aprisco; allí reposarán en buenos prados, y en pastos suculentos serán apacentadas sobre los montes de Israel.

Yo mismo apacentaré a mis ovejas; yo mismo las haré reposar, dice el Señor Dios.

Buscaré a la oveja perdida y haré volver a la descarriada; curaré a la herida, robusteceré a la débil, y a la que está gorda y fuerte, la cuidaré. Yo las apacentaré en la justicia’’.
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos
Segunda lectura
Rom 5, 5-11
Hermanos: Dios ha infundido su amor en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo, que él mismo nos ha dado.

En efecto, cuando todavía no teníamos fuerzas para salir del pecado, Cristo murió por los pecadores en el tiempo señalado. Difícilmente habrá alguien que quiera morir por un justo, aunque puede haber alguno que esté dispuesto a morir por una persona sumamente buena. Y la prueba de que Dios nos ama está en que Cristo murió por nosotros, cuando aún éramos pecadores.

Con mayor razón, ahora que ya hemos sido justificados por su sangre, seremos salvados por él del castigo final. Porque, si cuando éramos enemigos de Dios, fuimos reconciliados con él por la muerte de su Hijo, con mucho más razón, estando ya reconciliados, recibiremos la salvación participando de la vida de su Hijo. Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en Dios, por medio de nuestro Señor Jesucristo, por quien hemos obtenido ahora la reconciliación.


EVANGELIO DEL DÍA
Lectura del santo evangelio según san Lucas
Lc 15, 3-7
En aquel tiempo, Jesús dijo a los fariseos y a los escribas esta parábola: “¿Quién de ustedes, si tiene cien ovejas y se le pierde una, no deja las noventa y nueve en el campo y va en busca de la que se le perdió hasta encontrarla? Y una vez que la encuentra, la carga sobre sus hombros, lleno de alegría, y al llegar a su casa, reúne a los amigos y vecinos y les dice: ‘Alégrense conmigo, porque ya encontré la oveja que se me había perdido’.

Yo les aseguro que también en el cielo habrá más alegría por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos, que no necesitan arrepentirse’’.


Oración

Señor Jesús, tú que eres el verdadero pastor de la ovejas a quien todos seguimos fielmente, ayúdanos a ser dóciles a tu llamado y a ser fieles a tu voz que nos invita al seguimiento para alcanzar la vida eterna que no termina y gocemos así de tu majestad divina.

Acción

Atender a la voz de Jesús que nos llama al amor al prójimo en cada una de nuestras acciones diarias mediante el respeto y la solidaridad.
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