Evangelio Del Día Martes 31 de Mayo | María Sierva | Hoy en Oración
Jul 10, 2022 ·
7m 30s
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Evangelio Diario LITURGIA - 31 DE MAYO DE 2022 Ciclo C - Año II - Color Blanco IX Semana del Tiempo Ordinario Liturgia de las Horas Tomo I I Semana...
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Evangelio Diario
LITURGIA - 31 DE MAYO DE 2022
Ciclo C - Año II - Color Blanco
IX Semana del Tiempo Ordinario
Liturgia de las Horas Tomo I
I Semana del Salterio
Primera Lectura Sofonías 3, 14-18
Isaías 12
Evangelio Lucas 1, 39-56
“Proclama mi alma la grandeza del Señor”
PALABRAS DEL SANTO PADRE
El evangelista nos dice que «se levantó María y se fue con prontitud» (v. 39) hacia Isabel: apresurada, no ansiosa, no ansiosa, sino con prontitud, en paz. «Se levantó»: un gesto lleno de preocupación. Podría haberse quedado en casa para prepararse para el nacimiento de su hijo, en lugar de eso, se preocupa primero de los demás que de sí misma, demostrando, de hecho, que ya es una discípula de ese Señor que lleva en su vientre. El evento del nacimiento de Jesús comenzó así, con un simple gesto de caridad; además, la auténtica caridad es siempre el fruto del amor de Dios. (Ángelus, 23 diciembre 2018)
Reflexión del Evangelio de hoy (Hna. Virgilia León Garrido O.P.)
La fiesta de hoy día nos invita a contemplar el momento en que la Virgen Mª visitó a su prima Isabel. Es un acontecimiento que pone ante nuestra mirada el gran secreto de Dios que viven y comparten estas dos mujeres, y sobre todo que protagonizaran los hijos que ambas llevan en su seno. Desde el inicio de la iglesia muchos creyentes veneraban ya este misterio. En el siglo IV, los papas la extendieron a la iglesia universal.
Ámense cordialmente con amor fraterno
En este texto, Pablo incluye una serie de comportamientos que el cristiano debe adoptar, son el modelo de vida cristiana. Estos comportamientos no tienen preferencia, no son unos más que los otros. Podríamos decir que Dios nos pide a través del Apóstol Pablo que nos amemos los unos a los otros con amor fraternal y que este mandato es el marco que engloba todos. Todos están interconectados y son expresiones naturales de amor.
El amor mutuo que los cristianos se profesan debe ser sincero, libre de engaño, y de adulaciones mezquinas y mentirosas, aferrándose al bien y valorando al otro tanto como a uno mismo. El verdadero amor rechaza y aborrece al mal, nunca a la persona que lo practica. El verdadero creyente es constante en su bien obrar, transmitiendo alegría y esperanza en su ambiente. El verdadero amor es entusiasta, diligente, no se deja frenar ni por los obstáculos ni por la pereza. La persona que vive así, tiene su confianza puesta en el Señor. Esto la lleva a vivir pendiente de las necesidades de los demás, solidarizándose- y en estos días somos “invitados” todos a practicar la hospitalidad ante tanta violencia y guerra como están viviendo muchos de nuestros hermanos.
Dichosa tú, que has creído
El primer gesto de María tras acoger la palabra anunciada por el Ángel Gabriel es ponerse en camino y marchar a aprisa. Lucas nos dice: “Se levantó, salió, y sin demora fue a la montaña, a un pueblo de Judá…”sin duda podemos pensar por qué tanta prisa, nadie la enviaba, nadie según el texto dice la había llamado, sólo el ángel la había informado del estado de su prima Isabel, entonces, ¿qué necesidad tenía María de dejar su casa?
María se olvida de sí misma, de su situación, y movida por la fuerza del Espíritu Santo se llega a la casa de Isabel. Ponerse en camino…no es fácil, ¿cuánto nos cuesta dejar lo que habíamos proyectado? No tengo tiempo, estoy…(cada uno coloca sus razones…)
Uno de los rasgos más característicos de la fe en Dios es saber acudir junto a quien está necesitado de nuestra presencia, y María lleva con ella a Alguien que también tiene prisa de comenzar su misión.
El saludo que la Virgen María formula a su prima Isabel debió de ser de tal ternura y gozo-aunque el evangelio no nos lo dice-, que no podía haber sido pronunciado nada más que por alguien en quien había hecho morada el Espíritu de Dios, de alguien dócil a hacer la voluntad de Dios. María no puede guardar el tesoro que lleva, para ella sola, y se da el milagro, Isabel y el hijo que lleva en su seno, van a proclamar una maravillosa oración, que la iglesia universal la ha tomado como propia hasta nuestros días: “¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre!; ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. ¡Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor, se cumplirá
Cuando María escucha el saludo de Isabel, recibe una especie de confirmación de todos aquellos pensamientos que la venían inquietando y lanza aquellos elogios deslumbrantes, que solo pueden se inspirados por el Espíritu Santo: El Magníficat, que es un canto de alegría y alabanza al Señor, es la expresión de quien se siente inmensamente pequeña y amada con la gran ternura de Dios Padre.
En el desarrollo de la oración, ella, fija su mirada en las acciones de Dios a lo largo de la historia de su pueblo Israel: Dios por pura misericordia prefiere a los pobres y humildes; porque de esa manera manifiesta su poder, su santidad y su fidelidad al ser humano. Es el anuncio del cumplimiento de las promesas de Dios al pueblo elegido.
Este canto de María, sigue siendo actual, recemos con él y al final del día podemos terminar nuestra oración, realizando cada uno “su magnificat”, dejemos que nuestro corazón se expanda.
LECTURA DEL DÍA
Del Libro de Sofonías
Sof 3, 14-18
Canta, hija de Sión,
da gritos de júbilo, Israel,
gózate y regocíjate de todo corazón, Jerusalén.
El Señor ha levantado su sentencia contra ti,
ha expulsado a todos tus enemigos.
El Señor será el rey de Israel en medio de ti
y ya no temerás ningún mal.
Aquel día dirán a Jerusalén:
“No temas, Sión,
que no desfallezcan tus manos.
El Señor, tu Dios, tu poderoso salvador,
está en medio de ti.
Él se goza y se complace en ti;
él te ama y se llenará de júbilo por tu causa,
como en los días de fiesta”.
Aparté de ti la desgracia
y el oprobio que pesa sobre ti”.
EVANGELIO DEL DÍA
Lectura del santo evangelio según san Lucas
Lc 1, 39-56
En aquellos días, María se encaminó presurosa a un pueblo de las montañas de Judea y, entrando en la casa de Zacarías, saludó a Isabel. En cuanto ésta oyó el saludo de María, la creatura saltó en su seno.
Entonces Isabel quedó llena del Espíritu Santo, y levantando la voz, exclamó: “¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que la madre de mi Señor venga a verme? Apenas llegó tu saludo a mis oídos, el niño saltó de gozo en mi seno. Dichosa tú, que has creído, porque se cumplirá cuanto te fue anunciado de parte del Señor”.
Entonces dijo María:
“Mi alma glorifica al Señor
y mi espíritu se llena de júbilo en Dios, mi salvador,
porque puso sus ojos en la humildad de su esclava.
Desde ahora me llamarán dichosa todas las generaciones,
porque ha hecho en mí grandes cosas el que todo lo puede.
Santo es su nombre
y su misericordia llega de generación en generación
a los que lo temen.
Ha hecho sentir el poder de su brazo:
dispersó a los de corazón altanero,
destronó a los potentados
y exaltó a los humildes.
A los hambrientos los colmó de bienes
y a los ricos los despidió sin nada.
Acordándose de su misericordia,
vino en ayuda de Israel, su siervo,
como lo había prometido a nuestros padres,
a Abraham y a su descendencia,
para siempre”.
María permaneció con Isabel unos tres meses, y luego regresó a su casa.
Oración
Padre lleno de amor, que has querido participar de la vida humana para así hacernos partícipes de tu vida divina, haz que vivamos con ánimo agradecido por este don que nos has dado y que, nuestra gratitud, nos lleve a vivir como Jesús, en la gratitud para contigo y en el servicio y la solidaridad con el hermano que sufre y llora..
Acción
Hoy llevaré la presencia amorosa de Dios a mis hermanos que sufren, a través de mi apoyo, comprensión y servicio.
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LITURGIA - 31 DE MAYO DE 2022
Ciclo C - Año II - Color Blanco
IX Semana del Tiempo Ordinario
Liturgia de las Horas Tomo I
I Semana del Salterio
Primera Lectura Sofonías 3, 14-18
Isaías 12
Evangelio Lucas 1, 39-56
“Proclama mi alma la grandeza del Señor”
PALABRAS DEL SANTO PADRE
El evangelista nos dice que «se levantó María y se fue con prontitud» (v. 39) hacia Isabel: apresurada, no ansiosa, no ansiosa, sino con prontitud, en paz. «Se levantó»: un gesto lleno de preocupación. Podría haberse quedado en casa para prepararse para el nacimiento de su hijo, en lugar de eso, se preocupa primero de los demás que de sí misma, demostrando, de hecho, que ya es una discípula de ese Señor que lleva en su vientre. El evento del nacimiento de Jesús comenzó así, con un simple gesto de caridad; además, la auténtica caridad es siempre el fruto del amor de Dios. (Ángelus, 23 diciembre 2018)
Reflexión del Evangelio de hoy (Hna. Virgilia León Garrido O.P.)
La fiesta de hoy día nos invita a contemplar el momento en que la Virgen Mª visitó a su prima Isabel. Es un acontecimiento que pone ante nuestra mirada el gran secreto de Dios que viven y comparten estas dos mujeres, y sobre todo que protagonizaran los hijos que ambas llevan en su seno. Desde el inicio de la iglesia muchos creyentes veneraban ya este misterio. En el siglo IV, los papas la extendieron a la iglesia universal.
Ámense cordialmente con amor fraterno
En este texto, Pablo incluye una serie de comportamientos que el cristiano debe adoptar, son el modelo de vida cristiana. Estos comportamientos no tienen preferencia, no son unos más que los otros. Podríamos decir que Dios nos pide a través del Apóstol Pablo que nos amemos los unos a los otros con amor fraternal y que este mandato es el marco que engloba todos. Todos están interconectados y son expresiones naturales de amor.
El amor mutuo que los cristianos se profesan debe ser sincero, libre de engaño, y de adulaciones mezquinas y mentirosas, aferrándose al bien y valorando al otro tanto como a uno mismo. El verdadero amor rechaza y aborrece al mal, nunca a la persona que lo practica. El verdadero creyente es constante en su bien obrar, transmitiendo alegría y esperanza en su ambiente. El verdadero amor es entusiasta, diligente, no se deja frenar ni por los obstáculos ni por la pereza. La persona que vive así, tiene su confianza puesta en el Señor. Esto la lleva a vivir pendiente de las necesidades de los demás, solidarizándose- y en estos días somos “invitados” todos a practicar la hospitalidad ante tanta violencia y guerra como están viviendo muchos de nuestros hermanos.
Dichosa tú, que has creído
El primer gesto de María tras acoger la palabra anunciada por el Ángel Gabriel es ponerse en camino y marchar a aprisa. Lucas nos dice: “Se levantó, salió, y sin demora fue a la montaña, a un pueblo de Judá…”sin duda podemos pensar por qué tanta prisa, nadie la enviaba, nadie según el texto dice la había llamado, sólo el ángel la había informado del estado de su prima Isabel, entonces, ¿qué necesidad tenía María de dejar su casa?
María se olvida de sí misma, de su situación, y movida por la fuerza del Espíritu Santo se llega a la casa de Isabel. Ponerse en camino…no es fácil, ¿cuánto nos cuesta dejar lo que habíamos proyectado? No tengo tiempo, estoy…(cada uno coloca sus razones…)
Uno de los rasgos más característicos de la fe en Dios es saber acudir junto a quien está necesitado de nuestra presencia, y María lleva con ella a Alguien que también tiene prisa de comenzar su misión.
El saludo que la Virgen María formula a su prima Isabel debió de ser de tal ternura y gozo-aunque el evangelio no nos lo dice-, que no podía haber sido pronunciado nada más que por alguien en quien había hecho morada el Espíritu de Dios, de alguien dócil a hacer la voluntad de Dios. María no puede guardar el tesoro que lleva, para ella sola, y se da el milagro, Isabel y el hijo que lleva en su seno, van a proclamar una maravillosa oración, que la iglesia universal la ha tomado como propia hasta nuestros días: “¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre!; ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. ¡Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor, se cumplirá
Cuando María escucha el saludo de Isabel, recibe una especie de confirmación de todos aquellos pensamientos que la venían inquietando y lanza aquellos elogios deslumbrantes, que solo pueden se inspirados por el Espíritu Santo: El Magníficat, que es un canto de alegría y alabanza al Señor, es la expresión de quien se siente inmensamente pequeña y amada con la gran ternura de Dios Padre.
En el desarrollo de la oración, ella, fija su mirada en las acciones de Dios a lo largo de la historia de su pueblo Israel: Dios por pura misericordia prefiere a los pobres y humildes; porque de esa manera manifiesta su poder, su santidad y su fidelidad al ser humano. Es el anuncio del cumplimiento de las promesas de Dios al pueblo elegido.
Este canto de María, sigue siendo actual, recemos con él y al final del día podemos terminar nuestra oración, realizando cada uno “su magnificat”, dejemos que nuestro corazón se expanda.
LECTURA DEL DÍA
Del Libro de Sofonías
Sof 3, 14-18
Canta, hija de Sión,
da gritos de júbilo, Israel,
gózate y regocíjate de todo corazón, Jerusalén.
El Señor ha levantado su sentencia contra ti,
ha expulsado a todos tus enemigos.
El Señor será el rey de Israel en medio de ti
y ya no temerás ningún mal.
Aquel día dirán a Jerusalén:
“No temas, Sión,
que no desfallezcan tus manos.
El Señor, tu Dios, tu poderoso salvador,
está en medio de ti.
Él se goza y se complace en ti;
él te ama y se llenará de júbilo por tu causa,
como en los días de fiesta”.
Aparté de ti la desgracia
y el oprobio que pesa sobre ti”.
EVANGELIO DEL DÍA
Lectura del santo evangelio según san Lucas
Lc 1, 39-56
En aquellos días, María se encaminó presurosa a un pueblo de las montañas de Judea y, entrando en la casa de Zacarías, saludó a Isabel. En cuanto ésta oyó el saludo de María, la creatura saltó en su seno.
Entonces Isabel quedó llena del Espíritu Santo, y levantando la voz, exclamó: “¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que la madre de mi Señor venga a verme? Apenas llegó tu saludo a mis oídos, el niño saltó de gozo en mi seno. Dichosa tú, que has creído, porque se cumplirá cuanto te fue anunciado de parte del Señor”.
Entonces dijo María:
“Mi alma glorifica al Señor
y mi espíritu se llena de júbilo en Dios, mi salvador,
porque puso sus ojos en la humildad de su esclava.
Desde ahora me llamarán dichosa todas las generaciones,
porque ha hecho en mí grandes cosas el que todo lo puede.
Santo es su nombre
y su misericordia llega de generación en generación
a los que lo temen.
Ha hecho sentir el poder de su brazo:
dispersó a los de corazón altanero,
destronó a los potentados
y exaltó a los humildes.
A los hambrientos los colmó de bienes
y a los ricos los despidió sin nada.
Acordándose de su misericordia,
vino en ayuda de Israel, su siervo,
como lo había prometido a nuestros padres,
a Abraham y a su descendencia,
para siempre”.
María permaneció con Isabel unos tres meses, y luego regresó a su casa.
Oración
Padre lleno de amor, que has querido participar de la vida humana para así hacernos partícipes de tu vida divina, haz que vivamos con ánimo agradecido por este don que nos has dado y que, nuestra gratitud, nos lleve a vivir como Jesús, en la gratitud para contigo y en el servicio y la solidaridad con el hermano que sufre y llora..
Acción
Hoy llevaré la presencia amorosa de Dios a mis hermanos que sufren, a través de mi apoyo, comprensión y servicio.
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