Evangelio Del Día Martes 26 de Julio | El Sembrador | Hoy en Oración

Jul 26, 2022 · 5m 23s
Evangelio Del Día Martes 26 de Julio | El Sembrador | Hoy en Oración
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Evangelio Diario LITURGIA - 26 DE JULIO DE 2022 Ciclo C - Año II - Color Verde XVII Semana del Tiempo Ordinario Liturgia de las Horas Tomo II I Semana...

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Evangelio Diario
LITURGIA - 26 DE JULIO DE 2022
Ciclo C - Año II - Color Verde
XVII Semana del Tiempo Ordinario
Liturgia de las Horas Tomo II
I Semana del Salterio
Primera Lectura Jeremías 14, 17-22
Salmo 78
Evangelio Mateo 13, 36-43

“Señor, explícanos la parábola”

PALABRAS DEL SANTO PADRE
Nos hará bien esta semana pensar en el final. Si el Señor me llama hoy, ¿qué haría? ¿Qué iba a decir? ¿Qué grano le mostraré? el pensamiento del fin nos ayuda a avanzar; no es un pensamiento estático: es un pensamiento que prosigue porque es proseguido por la virtud, por la esperanza. “Sí, habrá un final, pero ese final será un encuentro: un encuentro con el Señor. Es verdad, será un relato de lo que he hecho, pero también, será un encuentro de misericordia, de alegría, de felicidad”. Pensar en el fin, el fin de la creación, el fin de la propia vida, es sabiduría; los hombres sabios lo hacen. (Homilía Santa Marta 2018)


Reflexión del Evangelio de hoy (Hna. Virgilia León Garrido O.P.)
Diles estas palabras: “mis ojos se deshacen en lágrimas…”
La primera lectura comienza describiéndonos un cuadro desolador, es la imagen que contemplan los ojos divinos que lo refleja en los ojos del profeta para que éste los pronuncie ante el pueblo. Es una visión del reino de Judá en plena destrucción, todo es amargura y dolor. Yahvé mira a su pueblo que está bajo una herida grave de exterminio, tanto en el campo como en la ciudad. Más aún, los mismos profetas y sacerdotes han perdido la función de ser los guías religiosos que sostengan la fe del pueblo, “andan errantes y sin sentido por el país”.Ante tanta desgracia que llega por parte del Señor, Jeremías no desfallece, es consciente y confiesa las culpas del pueblo, pide ayuda: “¿Has desechado totalmente a Judá?”

La finalidad de esta profecía es enfrentar al pueblo con su propio pecado, no para hundirlo en él, sino para que vea, clame al Señor y regrese purificado.

En la segunda parte, Jeremías va desgranando su súplica angustiosa ante Yahvé, él conoce a un Dios misericordioso y a Él se dirige. Ante tanta ruina, el profeta se identifica con el pueblo “hemos pecado contra Ti y merecemos tu castigo y abandono”, pero Tú no eres como los dioses paganos, Tú puedes evitar esta destrucción. Recuerda, sí, recuerda que Tú nos elegiste como tu heredad, recuerda oh Yahvé y no rompas tu alianza y la promesa de guiar siempre a tu pueblo.

Según avanza el relato, pareciera que ya no queda esperanza, pero Jeremías vuelve a insistir: Ciertamente todo nos ha sobre venido por los pecados de Judá, pero por el honor de tu nombre no permitas que los pueblos paganos crean que nos has rechazado o más aún que Tú no eres el verdadero Dios. Todo esto sería la mayor tragedia que nos puede sobre venir. Jeremías termina con un grito de total confianza: “Nosotros esperamos en ti, porque eres tú quien hace todo eso.”

Al contemplar y orar con este texto les invito a que hagamos una lectura contrastada con nuestra propia realidad social y religiosa. Seguro que descubrimos un gran número de semejanzas y acciones que nos ofrezcan luces en nuestro caminar. ¡Cuánto necesitamos aprender de la actitud del profeta!

Señor, acláranos el sentido de la parábola
La explicación que Jesús se apresura a dar a sus discípulos una vez entrado en casa y escuchado la petición, supone una condescendencia con ellos, les ofrece una instrucción especial. La gente que le sigue se quedará solo con la predicación de las parábolas. Bien es verdad que los discípulos solo piden la explicación sobre una: “la de la cizaña”

Comienza Jesús su explicación. La realiza de un modo sorprendente. Casi todas las personas y acciones del relato son transferidas a la realidad religiosa y son enumeradas como en una lista. Dice: El Hijo del hombre es el sembrador de la buena semilla; el campo es el mundo,… y va siguiendo la lista.

En un estudio bíblico entraríamos a ver que puede significar el lenguaje y las formas que emplea, en qué sentido esta dicho, la utilización de tales expresiones en Mt y en otros libros de la biblia, qué opinan los biblistas, etc… Aquí, dejamos esto; voy a intentar expresar lo que me dice a mí.
Me pregunto si es que ésta parábola de la cizaña es más confusa, o es más clara que las otras, o lo que cuesta es llevarla a la práctica? Hay unos versículos en la parábola, -que no han sido leídos hoy- (v 29-30) son la respuesta del señor a sus siervos, que quiero traerlos aquí, recordarlos y sentir cómo ellos son luz para la lectura de hoy” ¿Quieres que vayamos a arrancar la cizaña? Él les dijo: “no, no sea que, al arrancar la cizaña, arranquéis con ella el trigo. Dejad que crezcan juntos ambos hasta el tiempo de la siega; entonces diré…” Es una verdadera exhortación a tener la paciencia necesaria para la espera de la siega o del juicio final.

Me imagino un campo de Castilla en estos momentos cuando la siega está en su apogeo. Han transcurrido bastantes meses desde la siembra y el labrador ha contemplado su campo con esperanza de una buena cosecha. Ha realizado todo lo que depende de él para que la cosecha llegue a su fin. Y el final, ya está.

Así está haciendo Dios con la humanidad, (aquí podemos colocar: nación, pueblo, comunidad, yo misma, tu vida, etc…) Dios tiene una paciencia inmensa, es Él fiel. ¿Y yo, y tú? ¿Cómo se desarrolla nuestra existencia cotidiana? Dios sigue caminando a nuestro lado, ve lo malo y lo bueno crecer juntos en este caminar, pero Él, no está de brazos cruzados simplemente esperando,…como tampoco nosotros podemos actuar pensando solamente en el dramatismo de esos tres últimos versículos de Mateo si es así; nos estaríamos perdiendo lo mejor de haber sido salvados. No podemos aceptar el vivir alejados de la vida de Dios. De nosotros depende.


LECTURA DEL DÍA
Lectura del profeta Jeremías
Jer 14, 17-22
Que mis ojos lloren sin cesar de día y de noche,
porque la capital de mi pueblo está afligida por un gran desastre,
por una herida gravísima.
Si salgo al campo, encuentro gente muerta por la espada;
si entro en la ciudad, hallo gente que se muere de hambre.
Hasta los profetas y los sacerdotes
andan errantes por el país y no saben qué hacer.
¿Acaso has rechazado, Señor, a Judá?
¿O te has cansado ya de Sión?
¿Por qué nos has herido tan gravemente,
que ya no tenemos remedio?
Esperábamos tranquilidad y sólo hay perturbación;
esperábamos la curación y sólo encontramos miedo.
Reconocemos, Señor, nuestras maldades
y las culpas de nuestros padres;
hemos pecado contra ti.
Por ser tú quien eres, no nos rechaces;
no deshonres el trono de tu gloria.
Acuérdate, Señor, de tu alianza con nosotros
y no la quebrantes.
¿Acaso los ídolos de los paganos pueden hacer llover?
¿Acaso los cielos, por sí solos, pueden darnos la lluvia?
Tú solo, Señor y Dios nuestro, haces todas estas cosas,
por eso en ti tenemos puesta nuestra esperanza.


EVANGELIO DEL DÍA
Lectura del santo evangelio según san Mateo
Mt 13, 36-43
En aquel tiempo, Jesús despidió a la multitud y se fue a su casa. Entonces se le acercaron sus discípulos y le dijeron: “Explícanos la parábola de la cizaña sembrada en el campo”.

Jesús les contestó: “El sembrador de la buena semilla es el Hijo del hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los ciudadanos del Reino; la cizaña son los partidarios del demonio; el enemigo que la siembra es el demonio; el tiempo de la cosecha es el fin del mundo, y los segadores son los ángeles.

Y así como recogen la cizaña y la queman en el fuego, así sucederá al fin del mundo: el Hijo del hombre enviará a sus ángeles para que arranquen de su Reino a todos los que inducen a otros al pecado y a todos los malvados, y los arrojen en el horno encendido. Allí será el llanto y la desesperación. Entonces los justos brillarán como el sol en el Reino de su Padre. El que tenga oídos, que oiga’’.


Oración

Señor bueno y santo, yo sé que tú tienes pensamientos de bien y no de mal para mí, dame tu gracia y atráeme con tu amor para vivir en la gloriosa libertad de tu reino y huir de la esclavitud del pecado, acuérdate y hazme recordar la alianza de amor que tienes conmigo y, ya que tú eres mi esperanza, enséñame a vivir en ella y anhelarla día tras día.

Acción

Hoy me alejaré prontamente de cada situacón que me quiera hacer caer en pecado, y seré muy consciente de cómo cada cosa que ahí conduce, sólo produce tristeza y desánimo, en vez de la alegría que Dios nos regala.
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