Evangelio Del Día Jueves 5 de Enero | Hazme De Nuevo | Hoy en Oración

Jan 5, 2023 · 6m 47s
Evangelio Del Día Jueves 5 de Enero | Hazme De Nuevo | Hoy en Oración
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Evangelio Diario LITURGIA - 05 DE ENERO DE 2023 Ciclo A - Año I - Color Blanco II Semana del Tiempo de Navidad Liturgia de las Horas Tomo I II...

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Evangelio Diario
LITURGIA - 05 DE ENERO DE 2023
Ciclo A - Año I - Color Blanco
II Semana del Tiempo de Navidad
Liturgia de las Horas Tomo I
II Semana del Salterio
Primera Lectura 1 Juan 3, 11-21
Salmo 99
Evangelio Juan 1, 43-51

“Cuando estabas debajo de la higuera, te vi”

PALABRAS DEL SANTO PADRE
El signo concreto de que realmente hemos encontrado a Jesús es la alegría que sentimos al comunicarlo también a los demás. (…) Leyendo el Evangelio vemos que esta ha sido la experiencia de los primeros discípulos: después del primer encuentro con Jesús, Andrés fue a decírselo enseguida a su hermano Pedro, y la misma cosa hizo Felipe con Natanael. Encontrar a Jesús equivale a encontrarse con su amor. Este amor nos transforma y nos hace capaces de transmitir a los demás la fuerza que nos dona. De alguna manera, podríamos decir que desde el día del Bautismo nos es dado a cada uno de nosotros un nuevo nombre además del que ya nos dan mamá y papá, y este nombre es Cristóforo». ¡Todos somos «Cristóforos»! ¿Qué significa esto? «Portadores de Cristo». (Audiencia jubilar, 30 enero 2016)


REFLEXIÓN DEL EVANGELIO DE HOY (Fray Juan Manuel Martínez Corral O.P.)
Somos suyos, su pueblo y ovejas de su rebaño
Las lecturas en el día de hoy tratan de dejarnos algo realmente claro: «Estamos tocados por Dios». Con la voz del salmista se presenta el titular de la esencia del cristianismo: «Somos suyos, su pueblo y ovejas de su rebaño». Por tanto, somos de Dios e instrumentos visibles de su Reino, cada vez que nos acogemos a esa Ley que ha grabado a fuego en nuestra alma: «Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros; como yo os he amado, amaos también unos a otros» (Jn13,34-45). Esencia visible de esa Ley grabada a fuego, es que somos capaces de llevar a los demás un amor que sana, que perdona, que escucha, que rompe los esquemas del egoísmo, de los protagonismos, de los intereses particulares, y nos lleva incluso a acompasarnos con el que entrega su vida por nosotros.

Este tiempo que acabamos de vivir, de celebrar: el Adviento y el Misterio de la Navidad, se esclarecen a la luz del Enmanuel «Dios-con-nosotros». Es todo un punto de inflexión para la humanidad entera. Dios se ha fijado en el ser humano y viene a mostrarle una forma de ser y de existir distinta: hacer vida el mandamiento que nos propone. De ahí, arranca esa primera lectura del apóstol san Juan. Las dificultades que se presentan en lo cotidiano para hacer vida ese proyecto de amor. Asignatura pendiente de todo ser humano. Curioso el contraste que presenta el apóstol para tratar de llevarnos a una reflexión profunda de nuestro ser cristiano.

Vino la Luz, la Vida, el Amor, la Paz al mundo y los corazones se cerraron, prefiriendo seguir acampando por una vida de tinieblas, sin sentido. Escogiendo alumbrar su corazón con la marchita luz del egoísmo, de la ambición, de la corrupción, de la fama o el triunfo. Caminar por la vida con una lamparita tan raquítica que apenas da luz, calor al grito de sentido que clama tu propio ser. Cerrar las entrañas a cal y canto, no comprender el proyecto revolucionario que nos trae un Dios que se hace pequeño, que nos habla de la dimensión del amor como hasta el momento no se había conocido: «ama aquellos que te hacen mal» que nos lleva realmente a la raíz de la dignidad del ser humano. Humanizados porque hemos experimentado en nuestro ser el amor de Dios Creador, del Dios que está con nosotros y nos hace de su misma esencia y rebaño.

Cuando estabas debajo de la higuera, te vi
Seguimos adentrándonos en el sentido de los textos que marca la liturgia en el día de hoy y se nos presenta un relato que nos narra una llamada vocacional a trabajar dentro del rebaño del Señor. La primera lectura nos ponía el acento en la venida de Dios con un mandato nuevo y ahora se nos muestra un encuentro. El ser cristiano y discípulo lleva aparejado consigo el proceso de discernimiento, maduración, crecimiento en la fe.

Esa es la realidad con la que va luchando Natanael, un israelita en el que no se encuentra engaño. Una persona podríamos decir íntegra que está buscando el sentido de la vida. Seguramente se habría interrogado acerca de las promesas que esperaba el pueblo de Israel, sobre los grandes interrogantes que a veces asaltan el corazón del ser humano. ¿Qué sentido tiene todo lo que estamos viviendo? La vida, la muerte, nos sorprendes con sus interrogantes y nos deja pensativos. En ese camino está el discípulo Natanael, que se nos muestra un tanto incrédulo ante la invitación de acercarse a conocer a Jesús.

Lo lógico es dudar: ¿De Nazaret puede salir algo bueno? ¿De qué me conoces? Así comienza todo un proceso de discernimiento, maduración y crecimiento en la figura del Maestro. Es precisamente el encuentro lo que transforma nuestra propia realidad. El encuentro con Cristo da plenitud a nuestra vida, sentido a nuestra existencia y alegría a nuestro ser. Es lo que nos convierte por completo. Cambia radicalmente la pobreza de nuestros esquemas y al igual que expresa el apóstol Pablo, todo nos parece basura comparado con el vernos reflejados en la compasión de su mirada: «Más aún: todo lo considero pérdida comparado con la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor. Por él lo perdí todo, y todo lo considero basura con tal de ganar a Cristo y ser hallado en él» (Ef 3,8-9).

«Ver cosas mayores» es elevar la mirada al proyecto del Reino de Dios. Esta vida con las tinieblas de sus interrogantes nos llevan a no ver claro el horizonte de sentido al que está llamado el ser humano. Sin embargo, en el encuentro con la mirada del Maestro nos eleva hacia una dimensión más profunda de sentido si nos dejamos transformar, pasar de la duda y el miedo a la confianza plena en haber encontrado el tesoro de nuestra vida. Encontrar una luz nueva y un brillo distinto porque comprendemos la densidad que lleva el mandato nuevo del Maestro. De aquel que te ve, que te mira con compasión, que te conoce y que te invita: «Me amas más que estos». En esa clave has encontrado el sentido y te sumas al proyecto del Reino de vivir y de ser en el amor.


LECTURA DEL DÍA
Lectura de la primera carta del apóstol san Juan
1 Jn 3, 11-21
Hermanos: Éste es el mensaje que ustedes han oído desde el principio: que nos amemos los unos a los otros, no como Caín, que era del demonio, y por eso mató a su hermano. ¿Y por qué lo mató? Porque sus propias obras eran malas, mientras que las de su hermano eran buenas.

No se sorprendan, hermanos, de que el mundo los odie. Nosotros estamos seguros de haber pasado de la muerte a la vida, porque amamos a nuestros hermanos. El que no ama permanece en la muerte. El que odia a su hermano es un homicida y bien saben ustedes que ningún homicida tiene la vida eterna.

Conocemos lo que es el amor, en que Cristo dio su vida por nosotros. Así también debemos nosotros dar la vida por nuestros hermanos. Si alguno, teniendo con qué vivir, ve a su hermano pasar necesidad y, sin embargo, no lo ayuda, ¿cómo habitará el amor de Dios en él?

Hijos míos, no amemos solamente de palabra, amemos de verdad y con las obras. En esto conoceremos que somos de la verdad, y delante de Dios tranquilizaremos nuestra conciencia de cualquier cosa que ella nos reprochare, porque Dios es más grande que nuestra conciencia y todo lo conoce. Si nuestra conciencia no nos remuerde, entonces, hermanos míos, nuestra confianza en Dios es total.


EVANGELIO DEL DÍA
Lectura del santo evangelio según san Juan 1,43-51
Jn 1, 43-51
En aquel tiempo, determinó Jesús ir a Galilea, y encontrándose a Felipe, le dijo:
"Sígueme". Felipe era de Betsaida, la tierra de Andrés y de Pedro.

Felipe se encontró con Natanael y le dijo: "Hemos encontrado a aquel de quien escribió
Moisés en la ley y también los profetas. Es Jesús de Nazaret, el hijo de José". Natanael replicó: "¿Acaso puede salir de Nazaret algo bueno?" Felipe le contestó: "Ven y lo verás".

Cuando Jesús vio que Natanael se acercaba, dijo: "Éste es un verdadero israelita en el que no hay doblez". Natanael le preguntó: "¿De dónde me conoces?" Jesús le respondió: "Antes de que Felipe te llamara, te vi cuando estabas debajo de la higuera". Respondió Natanael: "Maestro, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el rey de Israel". Jesús le contestó: "Tú crees, porque te he dicho que te vi debajo de la higuera. Mayores cosas has de ver". Después añadió: "Yo les aseguro que verán el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre"


Oración

Señor Jesús a quien día a día veo en las calles, pidiendo una ayuda, solicitando un poco de atención, implorando por compasión, enséñame a descubrirte presente en mis hermanos necesitados y a socorrerte en cada uno de ellos para que sea digno de ser hijo del Padre que nos llama a ser hermanos entre nosotros y merecer gozar en su casa la gran fiesta del cielo donde el Padre compartirá la mesa de la alegría final. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

Acción

El día de hoy compartiré con un hermano necesitado aquello que le pueda ser de ayuda real..
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