Evangelio Del Día Jueves 3 de Noviembre | Jesus Amigo | Hoy en Oración
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Evangelio Diario LITURGIA - 03 DE NOVIEMBRE DE 2022 Ciclo C - Año II - Color Verde XXXI Semana del Tiempo Ordinario Liturgia de las Horas Tomo II III Semana...
show moreLITURGIA - 03 DE NOVIEMBRE DE 2022
Ciclo C - Año II - Color Verde
XXXI Semana del Tiempo Ordinario
Liturgia de las Horas Tomo II
III Semana del Salterio
Primera Lectura Filipenses 3, 3-8
Salmo 104
Evangelio Lucas 15, 1-10
“Ese acoge a los pecadores y come con ellos”
PALABRAS DEL SANTO PADRE
¡Pensar en la paciencia de Dios es maravilloso! Cómo el Señor nos espera siempre; siempre junto a nosotros para ayudarnos; pero respeta nuestra libertad. Y espera ansiosamente nuestro «sí», para acogernos nuevamente entre sus brazos paternos y colmarnos de su misericordia sin límites. La fe en Dios pide renovar cada día la elección del bien respecto al mal, la elección de la verdad respecto a la mentira, la elección del amor del prójimo respecto al egoísmo. Quien se convierte a esta elección, después de haber experimentado el pecado, encontrará los primeros lugares en el Reino de los cielos, donde hay más alegría por un solo pecador que se convierte que por noventa y nueve justos. (Ángelus, 27 septiembre 2020)
Reflexión del Evangelio de hoy (Fray Emilio García Álvarez O.P.)
Una fe que transforma nuestra vida
El apóstol Pablo se enfrenta firme y apasionadamente con una peligrosa tendencia en el seno de algunas comunidades cristianas de Galacia: la de atribuir la salvación al cumplimiento de la ley de Moisés, poniendo un énfasis particular en la práctica de la circuncisión. Esa tendencia amenaza con desnaturalizar lo esencial del cristianismo: la única salvación viene de la fe en Jesucristo.
Ni el cumplimiento voluntarioso de la ley ni el rito externo de la circuncisión pueden liberar al hombre de la esclavitud del pecado. Pablo lo subraya vigorosamente a partir de su propia experiencia. Recalca su propio itinerario de cumplidor escrupuloso de la ley y de fariseo convencido, para afirmar a renglón seguido que todo eso no le ha servido de nada. Creía que ganaba algo con eso y ahora lo considera una pérdida. Sólo el encuentro con Cristo por la fe es una verdadera ganancia.
Esas afirmaciones tan contundentes sobre la inanidad de su pasado judío y sobre la plenitud de su presente cristiano nos muestran el cambio tan radical que se produjo en la vida del Apóstol a raíz de su conversión. Sin duda la mayoría de nosotros no hemos experimentado una transformación tan espectacular en nuestra vida de fe, pero ¿vamos a permitir por eso que nuestra existencia de creyentes carezca de atractivo y deje de interpelar al mundo que nos rodea? ¿Nos conformaremos con una vida lánguida y sin ningún sentido trascendente? ¿O seremos capaces de demostrar que nuestro encuentro con Jesucristo nos ha cambiado la vida y puede cambiar también la vida de los que nos conocen?
Una alegría que brota del perdón
En este pasaje del evangelio de hoy se omite la tercera de las parábolas de Jesús sobre la misericordia, la que llamamos “del hijo pródigo”, que es la más conocida. Pero esas otras dos son suficientemente elocuentes para hacernos reflexionar sobre el amor de Dios y la alegría del perdón.
La del pastor que busca a la oveja perdida hasta que la encuentra nos habla de la actitud de Dios con nosotros cuando nos alejamos de él e incluso nos perdemos por los vericuetos de la vida. No se olvida de nosotros, no se desentiende, sino que su amor le hace ir a nuestro encuentro adondequiera que nos hayamos descarriado, para atraernos e integrarnos en la comunidad de sus hijos.
La de la mujer que busca la moneda extraviada expresa el afán de Dios por dar con nosotros y comunicar en seguida la buena noticia de nuestro hallazgo, deseando que todos se alegren con él de tenernos de nuevo a su lado. Es decir, que no sólo se preocupa de atraernos hacia sí, sino que exulta de alegría contagiosa por haber recuperado algo muy valioso para él.
Nuestra conversión y la paz y la libertad que nos ha concedido con su perdón suponen para él un regocijo indescriptible: “habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse”. No es que valga más éste que los otros, sino que éste ha descubierto una felicidad que los demás ya habían degustado, y eso a Dios también le hace feliz.
¿Nos dejaremos nosotros alcanzar por el perdón de Dios? ¿Seremos capaces de alegrarnos por el perdón que Dios concede a otros pecadores que consideramos quizá peores que nosotros? ¿Daremos gracias ininterrumpidamente por la misericordia que Dios no cesa de mostrar con todos?
LECTURA DEL DÍA
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses
Flp 3, 3-8
Hermanos: El verdadero pueblo de Israel somos nosotros, los que servimos a Dios movidos por su Espíritu y ponemos nuestra gloria en Cristo Jesús y no confiamos en motivos humanos. Aunque yo ciertamente podría apoyarme en tales motivos. Más aún, nadie tendría más razones que yo para confiar en motivos humanos, porque fui circuncidado al octavo día, soy israelita de nacimiento, de la tribu de Benjamín, hebreo e hijo de hebreos; en lo que toca a la interpretación de la ley, fariseo, y tan fanático, que fui perseguidor de la Iglesia de Dios; y en cuanto a la rectitud que da el cumplimiento de la ley, intachable.
Pero todo lo que era valioso para mí, lo consideré sin valor a causa de Cristo. Más aún, pienso que nada vale la pena en comparación con el bien supremo, que consiste en conocer a Cristo Jesús, mi Señor, por cuyo amor he renunciado a todo, y todo lo considero como basura, con tal de ganar a Cristo.
EVANGELIO DEL DÍA
Lectura del santo evangelio según san Lucas
Lc 15, 1-10
En aquel tiempo, se acercaban a Jesús los publicanos y los pecadores a escucharlo; por lo cual los fariseos y los escribas murmuraban entre sí: “Este recibe a los pecadores y come con ellos”.
Jesús les dijo entonces esta parábola: “¿Quién de ustedes, si tiene cien ovejas y se le pierde una, no deja las noventa y nueve en el campo y va en busca de la que se le perdió hasta encontrarla? Y una vez que la encuentra, la carga sobre sus hombros, lleno de alegría y al llegar a su casa, reúne a los amigos y vecinos y les dice: ‘Alégrense conmigo, porque ya encontré la oveja que se me había perdido’. Yo les aseguro que también en el cielo habrá más alegría por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos, que no necesitan arrepentirse.
¿Y qué mujer hay, que si tiene diez monedas de plata y pierde una, no enciende luego una lámpara y barre la casa y la busca con cuidado hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, reúne a sus amigas y vecinas y les dice: ‘Alégrense conmigo, porque ya encontré la moneda que se me había perdido’. Yo les aseguro que así también se alegran los ángeles de Dios por un solo pecador que se arrepiente”.
Oración
Señor, quiero que toda mi vida tenga su sustento y sentido solo en ti. Y a partir de este momento, todo lo que hasta ahora juzgo valioso te lo entrego, pues tú eres y serás durante toda mi vida, lo más importante y lo que da razón a todo lo que soy y hago.
Acción
Hoy le repetiré, durante todo el día a Jesús: "Señor, te amo". Y dejaré que eso vaya asentándose y realizándose en mi corazón.
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