Episodio 27 - El Alma Del Payador de Rafael Obligado
Oct 3, 2022 ·
3m
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Description
Audiopoema de El alma del payador (Santos Vega) de Rafael Obligado El alma del payador Cuando la tarde se inclina sollozando al occidente, corre una sombra doliente sobre la pampa...
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Audiopoema de El alma del payador (Santos Vega) de Rafael Obligado
El alma del payador
Cuando la tarde se inclina
sollozando al occidente,
corre una sombra doliente
sobre la pampa argentina.
Y cuando el sol ilumina 5
con luz brillante y serena
del ancho campo la escena,
la melancólica sombra
huye besando su alfombra
con el afán de la pena. 10
Cuentan los criollos del suelo
que, en tibia noche de luna,
en solitaria laguna
para la sombra su vuelo;
que allí se ensancha, y un velo 15
va sobre el agua formando,
mientras se goza escuchando
por singular beneficio,
el incesante bullicio
que hacen las olas rodando. 20
Dicen que, en noche nublada,
si su guitarra algún mozo
en el crucero del pozo
deja de intento colgada,
llega la sombra callada, 25
y, al envolverla en su manto,
suena el preludio de un canto
entre las cuerdas dormidas,
cuerdas que vibran heridas
como por gotas de llanto. 30
Cuentan que, en noche de aquellas
en que la Pampa se abisma
en la extensión de sí misma
sin su corona de estrellas,
sobre las lomas más bellas, 35
donde hay más trébol risueño,
luce una antorcha sin dueño
entre una niebla indecisa,
para que temple la brisa
las blandas alas del sueño. 40
Mas, si trocado el desmayo
en tempestad de su seno,
estalla el cóncavo trueno,
que es la palabra del rayo,
hiere al ombú de soslayo 45
rojiza sierpe de llamas,
que, calcinando sus ramas,
serpea, corre y asciende,
y en la alta copa desprende
brillante lluvia de escamas. 50
Cuando en las siestas de estío,
las brillazones remedan2
vastos oleajes que ruedan
sobre fantástico río;
mudo, abismado y sombrío, 55
baja un jinete la falda
tinta de bella esmeralda,
llega a las márgenes solas...
¡Y hunde su potro en las olas,
con la guitarra a la espalda! 60
Si entonces cruza a lo lejos,
galopando sobre el llano
solitario, algún paisano,
viendo al otro en los reflejos
de aquel abismo de espejos, 65
siente indecibles quebrantos,
y alzando, en vez de sus cantos,
una oración de ternura,
al persignarse murmura:
«¡El alma del viejo Santos!» 70
Yo, que en la tierra he nacido
donde ese genio ha cantado,
y el pampero he respirado
que al payador ha nutrido,
beso este suelo querido 75
que a mis caricias se entrega,
mientras de orgullo me anega
la convicción de que es mía
la patria de Echeverría,
¡la tierra de Santos Vega!
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El alma del payador
Cuando la tarde se inclina
sollozando al occidente,
corre una sombra doliente
sobre la pampa argentina.
Y cuando el sol ilumina 5
con luz brillante y serena
del ancho campo la escena,
la melancólica sombra
huye besando su alfombra
con el afán de la pena. 10
Cuentan los criollos del suelo
que, en tibia noche de luna,
en solitaria laguna
para la sombra su vuelo;
que allí se ensancha, y un velo 15
va sobre el agua formando,
mientras se goza escuchando
por singular beneficio,
el incesante bullicio
que hacen las olas rodando. 20
Dicen que, en noche nublada,
si su guitarra algún mozo
en el crucero del pozo
deja de intento colgada,
llega la sombra callada, 25
y, al envolverla en su manto,
suena el preludio de un canto
entre las cuerdas dormidas,
cuerdas que vibran heridas
como por gotas de llanto. 30
Cuentan que, en noche de aquellas
en que la Pampa se abisma
en la extensión de sí misma
sin su corona de estrellas,
sobre las lomas más bellas, 35
donde hay más trébol risueño,
luce una antorcha sin dueño
entre una niebla indecisa,
para que temple la brisa
las blandas alas del sueño. 40
Mas, si trocado el desmayo
en tempestad de su seno,
estalla el cóncavo trueno,
que es la palabra del rayo,
hiere al ombú de soslayo 45
rojiza sierpe de llamas,
que, calcinando sus ramas,
serpea, corre y asciende,
y en la alta copa desprende
brillante lluvia de escamas. 50
Cuando en las siestas de estío,
las brillazones remedan2
vastos oleajes que ruedan
sobre fantástico río;
mudo, abismado y sombrío, 55
baja un jinete la falda
tinta de bella esmeralda,
llega a las márgenes solas...
¡Y hunde su potro en las olas,
con la guitarra a la espalda! 60
Si entonces cruza a lo lejos,
galopando sobre el llano
solitario, algún paisano,
viendo al otro en los reflejos
de aquel abismo de espejos, 65
siente indecibles quebrantos,
y alzando, en vez de sus cantos,
una oración de ternura,
al persignarse murmura:
«¡El alma del viejo Santos!» 70
Yo, que en la tierra he nacido
donde ese genio ha cantado,
y el pampero he respirado
que al payador ha nutrido,
beso este suelo querido 75
que a mis caricias se entrega,
mientras de orgullo me anega
la convicción de que es mía
la patria de Echeverría,
¡la tierra de Santos Vega!
Information
Author | Ángeles Pérez Garcías |
Organization | María de los Ángeles Pérez |
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