El panadero canadiense que creó Primark

Sep 13, 2021 · 8m 7s
El panadero canadiense que creó Primark
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Todo el mundo conoce Primark, el gigante de la moda a bajo precio. Menos gente conoce Associated British Foods, su matriz. Y menos aún a Willard Garfield Weston, el hombre...

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Todo el mundo conoce Primark, el gigante de la moda a bajo precio. Menos gente conoce Associated British Foods, su matriz. Y menos aún a Willard Garfield Weston, el hombre que creó el actual imperio que triunfa vendiendo tanto camisetas baratas como pan.

Aunque el gran éxito de la compañía es bastante reciente, el origen de la marca data de 1969. Aquel año, Weston contrató a Arthur Ryan, un sastre irlandés, para lanzar una cadena de tiendas de ropa barata. Y empezarón por Dublín. La primera tienda, abierta ese mismo año, se llamaba Penneys, nombre que mantiene en la actualidad. Pero al dar el salto a Inglaterra no pudieron mantener la denominación, ya que sus derechos pertenecían a la americana JC Penney. Ahí es donde nace Primark.

Ryan, el sastre, se mantuvo al frente de la cadena de ropa hasta 2009. Pero lo realmente interesante es la historia de Garfield Weston, un panadero que transformó el negocio de su padre en un imperio alimenticio, y que ya al final de su vida decidió apostar por la ropa, una línea que hoy supone el 40% del negocio del grupo.

Weston nació en Toronto, en 1898, hijo de un emigrante inglés que había abierto su primera panadería en 1882. El éxito de aquel obrador le permitió expandir su negocio, tanto con nuevos productos (como bollos, pasteles o galletas), como territorialmente, llegando a tener presencia en todo Canadá. Su punto fuerte era la modernización de las panaderías, intrudiciendo maquinaria industrial, que le permitía dominar el mercado gracias a que ofrecía precios más competitivos.

Garfield había empezado a trabajar en la empresa familiar en 1916, en la fábrica de galletas, limpiendo y en el mantenimiento de los equipos. Pero un año después se va a Europa, a combatir en la Guerra Mundial. Y aquella experiencia marcaría su futuro y el de la compañía. Durante su paso por Inglaterra conoció la repostería británica, y recorrió sus famosas fábricas de galletas. Estaba convencido de que podrían producirse y comercializarse en Canadá con éxito.

Cuando regresa a casa en 1919, descubre que su padre estaba a punto de vender la empresa por los problemas económicos provocados por la guerra. Pero le convenció para que diese marcha atrás en su idea, y no solo eso, sino que importase maquinaria británica y comenzara a fabricar y vender respostería inglesa.

Poco después, en 1924, su padre fallece y Garfield se hace cargo de la empresa familiar, con apenas 26 años de edad. No tarda en mostrar una gran habilidad en el mundo de los negocios, incluso mayor que la de su padre. Comenzó a comprar a otras compañías del sector, incluso durante la Gran Depresión. Aprovechó los problemas económicos de mchas de ellas para hacerse con sus empresas y sus fábricas a bajo precio.

En 1933 dio un paso más, al comprar un fabricante de galletas escocés, con un doble objetivo: entrar en el mercado británico, y dar salida a los excedentes de trigo de Canadá, que en aquel momento era la principal exportación del país. Al final de esa década ya contaba con 30 "panaderías", que daban trabajo a miles de personas.

En esa década de los 30 Garfield no solo trasladó sus intereses económicos a Reino Unido, sino que él mismo se mudó allí con su familia. Estaba muy implicado y llegó a ser miembro de la Cámara de los Comunes. Se mantuvo en Londres incluso durante la II Guerra Mundial, a pesar de los bombardeos sobre la ciudad.

Finalizada la guerra, es cuando Weston empezó a construir su imperio empresarial, con una mayor diversificación. Venta al por mayor, supermercados, restaurantes, helados, papel, chocolate, café y té formaban parte del entramado de empresas.

La rama británica cambió su nombre al actual, Associated British Foods, en 1960. Cuatro años más tarde ya era la mayor panadería del mundo, una de las mayores molinera y una de las mayores cadenas de supermercados de Reino Unido.

Y ahí es donde entra en juego la contratación de Arthur Ryan, el sastre irlandés que recibió el encargo para crear la cadena de ropa.
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