Efesios-123 Las riquezas de su gracia
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Las riquezas de su gracia Solemos dar de lo que tenemos, por lo que es seguro decir que si no tienes algo, no lo puedes compartir con nadie. Cuando Dios...
show moreSolemos dar de lo que tenemos, por lo que es seguro decir que si no tienes algo, no lo puedes compartir con nadie.
Cuando Dios da gracia, es porque Él es rico en gracia y misericordia. La gracia es un favor inmerecido. Dios es capaz de dar gracia, porque Él es el mismo concepto de gracia. Es compasivo y misericordioso. Dios nos puede dar vida, porque Él es la vida, como confesó Jesús en Juan 14:6. En Efesios 2 leemos que cuando estábamos muertos en nuestros propios delitos y pecados, Dios dio vida. En el versículo 3 leemos: “todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás. Como veíamos en Gálatas, en la reflexión sobre la carne y el Espíritu, en nuestra condición natural, vivimos para los deseos de la carne. Hay quien cree que vive según sus propios deseos, pero si somos sinceras, como Pablo expresaba en 2 Corintios, esas cosas que queremos hacer no llegamos a hacerlas, y aquello que determinamos no hacer, acabamos haciéndolo en repetidas ocasiones. Y es que en nuestras propias fuerzas, tendemos a practicar las obras de la carne.
Mas afortunadamente para nosotras, no tenemos que permanecer esclavizadas a la carne. Efesios 2:4-7 nos anuncia: “Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús.”
Dios nos ha dado una vida nueva en Cristo, para mostrar a través de los siglos la riqueza de su gracia. Ha sido bondadoso hacia aquellos que lo rechazábamos. Eso es ser rico en gracia; eso es ser rico en misericordia.
Como dice el capítulo 2, cuando estábamos lejos de Dios y ajenos a su voluntad, sin esperanza y sin Dios, hemos “sido hechos cercanos por la sangre de Cristo.” (Efesios 2:13)
“Así que”, dice Pablo en los versículos 19-23, “ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios, edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo, en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor; en quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu.”
Ahora somos familia de Dios, gracias a su gracia salvadora. Ahora los cristianos formamos un cuerpo, un edificio fundado en Cristo, la piedra angular, y ahora, por la gracia de Dios, somos templo del Espíritu Santo.
No olvidemos nunca de donde nos ha rescatado Dios, y cuál es nuestro destino, gracias a su rica misericordia. Meditemos a menudo en la riqueza de la gracia de Dios.
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Author | David y Maribel |
Organization | David y Maribel |
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