A partir del dato bíblico de que quien se encarnó fue el Hijo y no el Padre, y por tanto el Padre permanece superior al tiempo, en la eternidad, no es fácil responder sobre qué "vive" el Padre en la Pasión de su Hijo. una respuesta antropomorfizante se inclinará hacia el "patripasianismo", es decir, la afirmación de que el Padre "padece" junto con su Hijo. Pero, ¿cómo respetar desde ese ángulo la afirmación plena de la eternidad, y por consiguiente, la imposibilidad del cambio? Si por otra parte se enfatiza esta imposibilidad del cambio, ¿cómo entender las expresiones de misericordia y de conmoción de las entrañas, que son propias de la Biblia para describir el amor del Padre Dios?