Antes de las primarias del domingo pasado y rumbo al evento eleccionario del próximo 5 de noviembre en Puerto Rico, la Conferencia Episcopal de Puerto Rico hizo un llamado al discernimiento en la decisión de salir a votar por quienes dirigirán el País durante los próximos cuatro años. Entre los asuntos urgentes que señalan en la Carta Pastoral están la protección de la niñez desde el vientre de la madre, los adultos mayores, la violencia de género y la violencia desatada por el tráfico de drogas. Invitan los obispos a identificar políticos que no ofrezcan soluciones simplistas para los problemas tan complejos que enfrenta el país. Lanzaron un llamado al diálogo genuino y respetuoso entre votantes y candidatos para que haya una apertura auténtica al bien común, a la creatividad y a la solidaridad. ¿Cómo se logra realmente este escenario ? ¿Puede la Iglesia ser facilitadora en estos procesos?