Podemos llamarlo intuición, sexto sentido o vibraciones, pero no hay duda de que, así como algunas personas te resultan agradables desde el primer momento, otras te caen pésimo a simple vista. No hace falta siquiera que hagan o digan nada inconveniente; basta con echarles un ojo y pasar con ellas unos minutos para que tus tripas se retuerzan en el estómago. No es justo, claro, pero es una de las características de las primeras impresiones, que no obedecen a criterios de justicia o tolerancia y en varias ocasiones, tu ultra instinto no se equivoca. Dale play y conoce el motivo.